Los votos del campo, la selva y del exterior definirán las elecciones presidenciales en Perú, donde la ventaja de la derechista Keiko Fujimori sobre el izquierdista Pedro Castillo se redujo este lunes a décimas con más del 93% de mesas escrutadas.
Fujimori marcha ligeramente por adelante de Castillo con 50,2% de votos mientras su rival suma 49,7%, según el reporte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), con 93,7% de las mesas escrutadas a las 07H48 locales del lunes.
“Solamente el pueblo va a salvar al pueblo. Atentos no caigamos en ninguna provocación […], les pido mesura” dijo, este lunes en la mañana, Castillo a sus seguidores en su reducto de Cajamarca, a más de 900 km al norte de Lima, adonde viajará para esperar el final de suspenso del balotaje.
Fujimori, de 46, que no se ha pronunciado sobre las primeras cifras oficiales, había comentado que los resultados de boca de urna debían ser tomados con “prudencia” porque el margen de diferencia era “pequeño”.
La noche del domingo, el primer escrutinio oficial del 42% de las mesas provocó estallidos de júbilo en distritos acomodados de Lima, como Miraflores, donde la gente salió a las ventanas de sus viviendas a celebrar la victoria parcial de Fujimori (en ese momento por casi seis puntos), constató un periodista de la AFP.
Los primeros resultados inyectaron ánimo a quienes temen ver a su país “caer en el comunismo” si Castillo, de 51 años, es presidente.
En el pueblo de Tacabamba, feudo de Castillo, se congregaron al anochecer campesinos y al ritmo de una orquesta de música andina bailaban confiados: “Todavía falta nuestros votos”, advertían.
Con un conteo tan avanzado, fuentes de la ONPE y de medios locales enfatizaban este lunes que había que guardar prudencia. “Faltan que lleguen las actas del extranjero y de lugares rurales más alejados, por eso el resultado todavía es incierto”, dijo el analista Fernando Tuesta al canal Latina de Televisión.
Un conteo rápido ¿infalible?
Tras el cierre de los centros electorales el domingo, un sondeo a boca de urna de la firma Ipsos había dado ventaja a Fujimori de 50,3% sobre el 49,7% de su rival, pero después un conteo rápido de votos de la misma encuestadora arrojó un resultado inverso, con 50,2% para el maestro de escuela rural y 49,8% para la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori.
El conteo rápido, que tiene un margen de error de 1%, “nunca se ha equivocado” en las elecciones presidenciales peruanas, destacó Fernando Tuesta, exjefe de la ONPE.
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La ONPE siempre entrega en sus primeros reportes resultados de zonas urbanas y el porcentaje faltante, que demora en ser escrutado, proviene de zonas rurales, selváticas y del extranjero.
Si no hay contratiempos este lunes los resultados pueden alcanzar niveles irreversibles, pero no se descartan impugnaciones de votos, lo que retrasaría la definición en caso de una estrecha diferencia.
Una misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) está en Perú vigilando los comicios, al mando de Rubén Ramírez, excanciller de Paraguay, y ha respaldado hasta ahora la labor de las autoridades electorales peruanas.
¿Una mujer o un pobre?
Keiko Fujimori, casada y con dos hijas, puede acabar siendo la primera presidenta de Perú, meta para la que ha trabajado 15 años desde que asumió la tarea de reconstruir casi desde las cenizas el movimiento político derechista fundado por su padre en 1990.
Pero perder el balotaje no solo le implicaría su tercera derrota en las urnas, sino que tendrá que ir a juicio con riesgo de terminar en la cárcel.
Fujimori está bajo la lupa de la fiscalía por el caso de los aportes ilegales del gigante brasileño de la construcción Odebrecht, un escándalo que salpicó además a cuatro expresidentes peruanos. Ya estuvo 16 meses en prisión preventiva por esta causa.
En la otra mano está Castillo, que salió del anonimato hace cuatro años al liderar una huelga del magisterio y que, de vencer, sería el primer mandatario peruano sin lazos con las élites política, económica y cultural.
Castillo “sería el primer presidente pobre del Perú”, definió el analista Hugo Otero a la AFP.
En cuidados intensivos
El nuevo presidente tomará el 28 de julio las riendas de un país en crisis, que ha tenido cuatro mandatarios desde 2018, que registra la mayor tasa de mortalidad del mundo por la pandemia, con más de 185.000 muertos en una población de 33 millones de habitantes.
La crisis sanitaria obligó el año pasado a semiparalizar la economía por más de 100 días, lo que acarreó una recesión y una caída del PIB de 11,12% en 2020.