sábado, julio 6, 2024
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Verdejo y cómplice ensayaron el asesinato de Keishla

El boxeador Félix Verdejo Sánchez y el testigo cooperador, Luis Antonio Cádiz Martínez, tenían la intención de intervenir con la expareja del púgil, Keishla Rodríguez Ortiz, el día antes de su asesinato y, como no pudieron, ensayaron la ruta de lo que fue su secuestro y prepararon los cables y el bloque de concreto que aparecieron amarrados al cadáver.

El miércoles, el fiscal federal Jonathan Gottfried dirigió al testigo para que relatara lo que ocurrió hasta horas antes de que se encontraran con la víctima en el residencial Villa Esperanza en la mañana del jueves, 29 de abril de 2021.

“Él me preguntó que de qué manera puedo ayudarlo… Le dije que tenía que asumir sus consecuencias y que si tenía una mujer embarazada tenía que aguantarse las consecuencias”, relató Cádiz Martínez.

Afirmó que el púgil insistió en que si no hacía algo con el embarazo perdería a su familia y el testigo le habló de la posibilidad de usar heroína para lograr el aborto. Quedaron en que Verdejo Sánchez volvería por él en la mañana y “que comprara lo que tuviera que comprar”.

Plan

Todavía no había un plan dicho, pero ir al Puente fue idea de Félix. Una vez localizamos dónde estaban las cámaras, regresamos a Llorens. En el camino estaba texteando con su esposa (Eliz). Fuimos a comprar unos sandwiches, él se fue y me fui para mi car wash para trabajar”, mencionó.

Cádiz Martínez aseguró que Verdejo se quedó con la jeringuilla que le entregó.

Verdejo regresó al residencial Luis Llorens Torres el 28 de abril de 2021 a las 4:00 p.m. y Cádiz Martínez se encontraba lavando un auto.

“Escuché cuando ella (Keishla) le preguntó por su teléfono y él le dijo que lo estaban arreglando. Quedaron en verse al otro día a las 7:00 am. Me dijo que todo estaba ready, que ya tenía todo listo para encontrarse al siguiente día (con la víctima)”, recordó.

Fue frente a mi apartamento (que se encontraron). Tuvimos una conversación de lo que iba a hacer el jueves con Keishla, cómo inyectarle la droga y lanzarla por el Puente Teodoro Moscoso. Solo teníamos un plan de inyectarla y luego tirarla en el Teodoro Moscoso. Introducirle la droga, amarrarla y luego tirarla”, dijo en contradicción con lo testificado minutos antes.

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Además de inyectarle la droga, hablaron de amarrarla con un cable de metal que el testigo tenía guardado de cuando hacía trabajo de construcción, y que preparó partiendo en tres pedazos, y acordaron también sujetar el cuerpo a un bloque de concreto que el testigo encontró al lado de un zafacón en el residencial. Cádiz Martínez colocó los cables en la Durango y dejó el bloque en la carpa en la que lavaba carros. Verdejo Sánchez le instruyó “que mañana esté listo”, se separaron y el testigo se fue a su “diario vivir”. “Como uno dice, a janguear, beber, fumar, meterme las pastillitas que me metía”, abundó.

Con estas afirmaciones, Cádiz Martínez se convierte en el primero de 28 testigos que implica directamente al púgil en el secuestro y asesinato de Rodríguez Ortiz y del bebé que cargaba producto de una relación con el acusado.

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