El presidente, Joe Biden, indicó este jueves que la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán estará completa para el 31 de agosto, una nueva fecha límite más temprana que la anunciada originalmente, del 11 de septiembre.
En un discurso en la Casa Blanca, Biden defendió además la apresurada retirada de los militares estadounidenses desde mayo, que ha coincidido con un aumento de los choques violentos en el país, al afirmar que la rapidez es sinónimo de seguridad para las tropas.
La semana pasada, tropas estadounidenses y de la OTAN abandonaron la base aérea de Bagram, la mayor de Afganistán, ubicada a 50 km al norte de Kabul y que era el centro de sus operativos desde el comienzo de su intervención militar provocada por los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Durante las primeras 24 horas después del retiro de las tropas, más de 300 combatientes talibanes murieron en combates contra las fuerzas del Gobierno afgano.
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Los combates se intensificaron en todo el país desde que Estados Unidos empezó el 1 de mayo la retirada final de sus 2500 tropas restantes.
Los talibanes arrebataron decenas de distritos a las fuerzas del Gobierno, algo que no alteró la voluntad del Pentágono de terminar la guerra más larga de Estados Unidos.
El sábado, los talibanes afirmaron haber tomado el control de siete distritos más en la provincia de Badajstán.
Y este miércoles, unas horas después de que el ejército estadounidense anunciara haber culminado más del 90% de su retirada, los talibanes entraron en Qala-i-Naw, una ciudad de alrededor de 75 000 habitantes.
Ante esto, Biden advirtió que Estados Unidos tomará las medidas que sean necesarias para apoyar al pueblo afgano y defenderlo del terrorismo.
“Estamos reposicionando nuestros recursos para hacer frente a las amenazas terroristas donde se encuentran ahora: en el sur de Asia, Oriente Medio y África. Pero no se equivoquen: tenemos la capacidad para proteger la patria de cualquier desafío terrorista resurgente que emane de Afganistán”, alertó.
