Pobres venezolanos en manos de esta banda de rufianes y en medio de una pandemia de la cual ni estamos bien informados ni creemos en las versiones del régimen que miente ya por costumbre; ahora hasta la presencia de vacunas la han convertido en una joda, cuando maduro antes recomendaba unas “goticas milagrosas”.
Mienten hasta en el número de vacunados, que es ínfimo y lo quieren aprovechar solo para ellos. Raro que no promocionen alguna medicina cubana como aquellas pastillas de cartílago de tiburón o las pastillas de llantén para el cáncer. Como el régimen ya miente por costumbre solo queda deducir la realidad.
¿Cuántos muertos hay? ¿Cuántos enfermos hay? ¿Cuántos son diagnosticados? ¿Cuántos no son diagnosticados? Nadie lo sabe, por lo que estamos libres de especular y me apego a mis cifras que racionalmente son lógicas y las reitero.
El 0.5% de los muertos son miembros del personal de salud en las estadísticas de todos los países, y si hay 393 muertos hasta antier registrados de ese sector que el régimen de Nicolás Maduro no puede ocultar, calculen racionalmente por simple regla de tres el número de muertos aquí.
No estoy diciendo que tengo información secreta, o especulando con la información que atañe e interesa a cualquier venezolano. Pero el tema no es pelear con el régimen, sino vacunar a toda la gente lo antes posible. Es lo sustantivo e importante ahora.
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Ni siquiera el presidente de la Federación Médica Venezolana aporta información al respecto ni dice esta boca es mía, y eso que es un policamburista y presidente de Acción Democrática (AD).
Le propondría sobre la mesa al presidente interino Juan Guaidó que busque el apoyo necesario para una operación de gran envergadura para vacunar masivamente a los venezolanos y convoque a todos los médicos de buena voluntad para un gran plan de vacunación bajo la protección de una fuerza militar internacional de paz en un plan de ayuda humanitaria, porque sin esa protección las vacunas serían arrebatadas por los militares para fines al margen de los intereses de los venezolanos de a pie.
Carajo, que hora tan oscura para los venezolanos de este tiempo.
Una pandemia tiene mil aristas para enfrentar, de modo que en los países serios con gobiernos serios existen muchos protocolos preestablecidos para la actuación inmediata del entramado sanitario de la nación.
Son momentos cuando los médicos debemos estar unidos, y más ahora que nuestros colegas están muriendo como moscas producto de su trabajo asistencial. Súmele a la pandemia, la manipulación de la información, la ausencia de un liderazgo sanitario y ejecutivo afín al régimen, una gran falta de médicos en el país, cuando a comienzo de los años 1990 fui invitado a pensar que hacer con el exceso de médicos en Venezuela.
Desesperaron al personal médico por el maltrato cotidiano induciéndolos a irse, desde las ofensas del difunto que, ojalá esté en la quinta paila del infierno, hasta sindicalistas de baja ralea que se sienten como caporales en las instituciones asistenciales a cuenta del apoyo del régimen. Quién siembra odio solo puede cosechar tempestades.
Tampoco el régimen posee la afinidad de científicos, no que resuelvan el problema, sino que sean capaces de entender y explicarle a Maduro y su entorno la gravedad de la situación sanitaria y asistencial. La nación va a la deriva y la respuesta es solo mentiras y más mentiras, puros cuentos de Calleja. Y la desinformación solo genera pánico, desaliento y egoísmo.
Cuando la pandemia de la Gripe Española el general Juan Vicente Gómez actuó de manera infame y, siendo el hombre más rico de Venezuela, solo hizo un aporte de cincuenta mil bolívares. Una bagatela en aquella época para enfrentar la pandemia.
El equipo que enfrentó la crisis era la gente más competente que había. Les juro por lo más sagrado que los médicos chavistas son una caricatura del personaje de Joselo del Dr. Chimbín.