El expresidente francés Nicolas Sarkozy tiene una nueva cita con la justicia a partir del jueves, imputado por haber superado el techo de gasto autorizado en la campaña de las elecciones presidenciales de 2012.
El juicio, que debe durar hasta el 22 de junio, debía arrancar el 17 de marzo, pero fue aplazado debido a la hospitalización de uno de los 14 acusados.
El expresidente conservador, que será interrogado la semana del 14 de junio, habría ignorado las advertencias de los expertos contables de su campaña, que le alertaron de que iba a rebasar el límite de gasto de 22,5 millones de euros permitido por la ley.
Acusado de financiación ilegal de campaña, se enfrenta a una condena de un año de cárcel y a una multa de 3.750 euros (4.500 dólares).
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Según la fiscalía, el expresidente “se benefició sin duda” de un sistema de facturas falsas que le permitió disponer para la campaña de medios “muy superiores a los permitidos por la ley”.
Sin embargo, la investigación no determinó que Sarkozy hubiera decidido crear el sistema, ni que hubiera participado en él, ni siquiera que hubiera sido informado.
Los otros 13 acusados son exejecutivos del antiguo partido de derecha UMP (ahora Los Republicanos), funcionarios de la campaña de 2012 y ejecutivos de Bygmalion, una empresa de eventos encargada de organizar los mítines de Sarkozy.
Comparecen por falsificación, abuso de confianza, fraude y financiación ilegal de campaña, y complicidad o encubrimiento de estos delitos.
Según la fiscalía, los gastos de campaña de Sarkozy ascendieron a “al menos 42,8 millones de euros”, muy por encima del límite legal autorizado (22,5 millones de euros para la segunda vuelta).
Sarkozy, de 66 años, fue condenado a inicios de marzo a tres años de cárcel, uno de ellos firme, por corrupción y tráfico de influencias en otro caso. Pero apeló inmediatamente el fallo, lo que dejó en suspenso el cumplimiento de la pena.