Rusia se congratuló este jueves por las “señales positivas” en las relaciones con Estados Unidos, sobre todo después de que Washington abandonara ciertas sanciones contra un gasoducto estratégico, una decisión inquietante para Ucrania.
Mientras Washington y Moscú negocian una posible cumbre para junio entre los presidentes Joe Biden y Vladimir Putin, Estados Unidos anunció el miércoles que renunciaba a las medidas contra el principal grupo que construye el gasoducto submarino “Nord Stream 2”, que bombeará gas ruso hacia Europa sin necesidad de pasar por territorio ucraniano.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, saludó esta “señal positiva” en momentos en que las relaciones ruso-estadounidenses se encuentran en su nivel más bajo, entre acusaciones de injerencia electoral, espionaje, ataques cibernéticos y expulsiones recíprocas de diplomáticos.
También calificó como positiva la primera reunión, el miércoles en Reikiavik, capital islandesa, al margen del Consejo Ártico, entre los jefes de Exteriores ruso y estadounidense, Serguéi Lavrov y Antony Blinken, respectivamente.
El ministro ruso calificó el encuentro como “constructivo” y añadió que espera el fin del “clima malsano” entre Rusia y Estados Unidos.
Por el lado estadounidense, también se mencionó una discusión “productiva” y “honesta”, incluso aunque no hubo mayores avances en las conversaciones.
Pese a “muchos problemas que se han ido acumulando” en las relaciones ruso-estadounidenses, Peskov consideró que estas discusiones contribuirán a preparar la posible cumbre Biden-Putin.
“Victoria geopolítica”
Ha sido en este contexto que Washington anunció el miércoles que renunciaba aparte de las sanciones contra “Nord Stream 2”, que habían sido decididas bajo la administración de Donald Trump.
A pesar de que la oposición estadounidense a este gasoducto continúa siendo “inalterable”, Blinken indicó que Estados Unidos optó por salvar a Alemania, su aliado y principal partidario del gasoducto en Europa, aunque indirectamente también para satisfacer a Moscú.
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La compañía Nord Stream 2 AG, filial del gigante ruso de los hidrocarburos Gazprom, con sede en Suiza, y su director general, el alemán Matthias Warnig, se benefician de esta manera de una exención de sanciones.
Washington sí tomará medidas punitivas contra cuatro empresas rusas que despliegan tubos y contra otras entidades que trabajan en el gasoducto en el lecho del Mar Báltico, de unos 1.200 km de longitud y al 95% completado.
Inclusive, antes de este anuncio, Alemania acogió con satisfacción la decisión, considerándola un “paso constructivo”
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, cuyo país se opone ferozmente al proyecto, puesto que le hará perder importantes ingresos por el tránsito de gas por su territorio, consideró por su lado que el abandono de las sanciones sería una “victoria” rusa.
“Será la derrota de Estados Unidos y personal del presidente Biden (…) además de una victoria geopolítica de Rusia”, sentenció.
Para los detractores del gasoducto, sobre todo países de Europa del Este, hostiles a Moscú, concretar esta obra equivale a abandonar a Ucrania, aliado de Occidente, que ha sufrido ofensivas rusas con la anexión de la península Crimea y en la guerra de los separatistas prorrusos en el este del país.
No obstante, sus partidarios, Rusia y Alemania a la cabeza, respaldan un proyecto totalmente comercial sobre el cual no deben hacerse consideraciones políticas.
Esta obra asocia a Gazprom principalmente con cinco grupos europeos: la francesa Engie, la alemana Uniper y Wintershall, la austriaca OMV y la anglo-holandesa Shell.
El trabajo se reanudó en febrero pasado en aguas danesas. Ante la costa alemana quedan aún por instalar dos tramos de unos 15 km y un permiso, impugnado por asociaciones ecologistas, fue confirmado a comienzo de esta semana por la administración federal.
Finalmente, Zelenski criticó además a Francia y Alemania por mostrar poca firmeza ante Rusia, en tanto son mediadores en el conflicto en el este ucraniano.
En abril, Rusia desplegó decenas de miles de efectivos en sus fronteras con Ucrania, haciendo temer por una intervención militar.
La OTAN, Estados Unidos y Europa denunciaron la actitud rusa, pero se negaron satisfacer a Ucrania, que pidió se le permitiese adherirse más rápidamente a la Alianza atlántica para garantizar su seguridad.