En el contexto de la polémica por las denuncias de abuso de menores de Alejandro Sojo, integrante de la banda “Los Colores”, Globomiami publica una reseña de May Mijares sobre un best seller que desmonta el tema de la pedofilia en el mundo de la cultura
Por May Mijares
No fue fácil leer ni reseñar este libro. Se trata de la relación de una adolescente de 14 años con un hombre de 50 años. Vanessa Springora ofrece un relato desgarrador y sorprendente de su relación con Gabriel Matzneff, una de las ex estrellas literarias de Francia. Lo leí con total y absoluta conmoción y disgusto. ¿Cómo se pudo haber permitido que sucediera algo como esto? Lo que destaca en estas memorias es la complicidad de los adultos en los crímenes de Matzneff. El libro ahonda en las circunstancias personales y sociales que permitieron que esto sucediera en su momento y por décadas. Vanessa no fue su única víctima.
La madre de Springora, los filósofos famosos, las personalidades de la televisión de renombre y muchos en el entorno literario no solo sabían que el escritor tenía relaciones con jóvenes de 13 a 14 años y viajaba a Filipinas y otros países para abusar de niños; estas personas poderosas y respetadas elogiaron las novelas y los diarios en los que Matzneff relataba su abuso con detalles obsesivos, chillones y explotadores. El mejor amigo de Gabriel le dijo a Vanessa que ella debía sentirte orgullosa que GM la haya escogido.
Springora, de alguna manera, pudo continuar con su vida. Fue a la universidad, se graduó, conoció el amor, tiene un hijo y es directora editoral de Julliard. ¿Con qué facilidad las cosas podrían haber ido al revés? ¿Y las otras víctimas? ¿Cuántas de las víctimas de GM, traumatizadas por sus acciones, nunca han podido seguir adelante y tener vidas y relaciones normales? Ahora es un anciano de 84 años, que ha vivido la mayor parte de su vida sin cuestionar su comportamiento abominable y todo parece tan injusto. En septiembre de 2021 será llevado a juicio, “en el que se analizarán no sólo las acciones del escritor sino también las de la élite francesa que publicó sus libros, promocionó su carrera e incluso lo ayudó a evadir la justicia”.
Después de décadas de tormento y acoso por parte de este pedófilo, viendo su nombre y su vida usados en un libro tras otro para mejorar la reputación literaria y la fama de su abusador, Springora encuentra la fuerza para contar su propia historia y apoderarse de la narrativa. Una imagen clara del costo que el abuso sexual tiene sobre los sobrevivientes y una dura reprimenda de la arraigada cultura en Francia que toleró y celebró el abuso. Esta fue definitivamente una lectura contundente, a veces incluso inquietante, pero necesaria con seguridad.
“Aparte de los artistas, solo hemos visto semejante impunidad en los curas”.