Esta es la pregunta que infructíferamente le hicimos a la pantalla del celular y de la computadora cuando nos enteramos del escándalo que provocó el excandidato presidencial con su reciente decisión de participar en las elecciones fraudulentas que propone el gobierno de Venezuela para el próximo 6 de diciembre.
¿Qué pasa con Henrique Capriles? No es una pregunta fácil de responder cuando estamos conscientes de que hablamos de una persona que se formó toda su vida como político, que ejerció cargos públicos de grandes responsabilidades y que ha participado activamente en el debate político durante los últimos 20 años, para luego terminar descubriendo que su verdadera pasión era ser un influencer y tener su propio webshow en Periscope.
Es difícil descubrir qué pasa por la cabeza de una persona cuando hace más de un año, en su propio programa semanal, dijo con toda la lucidez y razón del mundo que proponer unas elecciones adelantadas con partidos ilegalizados, candidatos inhabilitados y el tablero a tu favor, era una “mangüangüa”. Además, no bastándole con que ese mensaje haya quedado claro, concluyó con una sublime levantada del dedo medio o, como le decimos en lenguaje poético, “una pintada de paloma”. Y ahora, esa misma persona negocia con los turcos para ir a unas elecciones en condiciones aún más desfavorables y sentencia que es mejor actuar que tener un “gobierno de internet”.
Bueno, ahora que lo ponemos en perspectiva, no era tan difícil prever lo penoso de toda esta situación actual. Que un político le ponga más empeño a su propio programa que a hacer su trabajo, no es algo que haya salido bien hasta ahora. Ya nosotros tenemos bastante experiencia en eso. Me atrevería a decir que falta poco para que veamos a Capriles bailando con una bolsa de leche turca en la cabeza.
Pero el programa no es el origen del Capriles que estamos viendo hoy en día, sino uno de los síntomas de lo que siempre ha sido o, al menos, de lo que ha sido ya desde hace tiempo. Si revisamos la historia reciente de la carrera política del nuevo influencer y sus resultados electorales, podemos encontrar la clave para la respuesta a la pregunta “qué pasa con Capriles”.
Me temo que Capriles es víctima de lo que denominamos el “síndrome del perdedor de elecciones compulsivo”. No hay nada que le guste más a Capriles que perder unas elecciones y regocijarse en el sentimiento de derrota, para luego mandar a que otros descarguen su arrechera y, finalmente, prepararse para ir a perder las siguientes. Para Henrique, perder unas elecciones es un arte. Caer derrotado en las urnas es sencillo si te enfrentas a un régimen dictatorial, todos sabemos eso; pero hacerlo con el ímpetu, la elegancia y prestancia de Henrique es una auténtica proeza y una muestra de “cara de tablismo” excepcional.
Es por eso que, ahora, cuando es más evidente el engaño electoral y cuando las probabilidades de un resultado desfavorable al gobierno son de cero por ciento, Henrique saliva y se desespera por participar. Él no puede controlarlo, es su condición, pero no por eso deja de tener consecuencias negativas, no para él, sino para todos nosotros.
No se puede arrastrar a un país entero hacia el barranco, solo porque a alguien le encanta perder elecciones. Todo acto tiene sus consecuencias y lo que hizo Capriles al negociar con los turcos, atribuirse el indulto a los presos políticos y separarse de la unidad opositora para acudir al llamado del fraude electoral del 6 de diciembre es demasiado, incluso para él mismo. Y ni digamos para las doñas de El Cafetal y los pichones de políticos estudiantiles, quienes están pasando por días de luto difíciles por la muerte de un ídolo.
Entonces, ¿qué le pasa a Henrique Capriles? La respuesta es que para él es una “mangüangüa” ir a unas elecciones de dudosa procedencia, mientras los demás sufrimos las consecuencias de sus impulsos perdedores.
¡Oye, pero qué mangüangüa vale! O sea, ¿quieres ir a elecciones dudosas el 6 de diciembre, después de que dijiste que el CNE estaba viciado? ¿Con un partido independiente después de que ilegalizaron a casi todos los partidos? ¿Encima con candidatos inhabilitados a placer? ¿Y tú quieres que el pueblo venezolano y el mundo te reconozca lo que estás haciendo?… Así, mira, Capriles, así te lo digo yo (gesto con el dedo respectivo).
Ahí te lo dejo.
Pablo Alas
Twitter: @Pablo_Alas