Nicolás Maduro regresó de China informando sobre la nueva misión “Igualdad y felicidad social” para “optimizar la lucha contra la desigualdad y la pobreza”. No, no es un chiste en TikTok. Es tan coherente como el anuncio sobre preparativos para enviar venezolanos a la luna, noticia difundida en medio de un apagón que dejó graves consecuencias, mientras miles de ciudadanos soportaron varias horas de cola en las gasolineras para abastecerse de combustible. De eso va el día a día de los ciudadanos en nuestro país, que, para pesar del régimen, están muy claros en quién es el responsable de su tragedia y por eso lo quieren fuera de Miraflores porque ya casi nadie se come el cuento de “Venezuela se arregló”.
Unos costosos espectáculos, la organización de conciertos con artistas internacionales no mitigan el hambre, no calman el dolor de quienes ven morir a sus seres queridos por falta de asistencia, no logran apagar la indignación por recibir sueldos miserables, pensiones que avergüenzan al tiempo que la pareja presidencial disfruta publicando el goce de viajar a todo trapo por China.
Hay demasiadas evidencias del descaro con el que la élite del régimen ha esquilmado los recursos del Estado llevando al país a la ruina y a los venezolanos a la miseria. Un exponente de lo que me refiero está en un reportaje de Primer Informe publicado al alimón con Diario las Américas que confirma la dispendiosa vida de María Gabriela, la segunda hija de Hugo Chávez.
El registro parte de la época en que ella se trasladó a Nueva York en octubre de 2014 cuando fue designada embajadora alterna de las Naciones Unidas, cargo, o regalo más bien, que aprobó Maduro tal vez para quitársela de encima, pero cuyos gastos bien podrían haberse destinado al funcionamiento de una escuela o un hospital y hasta habría sobrado dinero. La denuncia es producto de la investigación de los americanos ante las sospechas de lavado dinero por la movilización de millones de dólares en depósitos y transferencias a terceros por parte de Roberto Leyba, novio de María Gabriela. Durante más de 5 años los fondos de esa cuenta que finalmente fue cerrada sirvieron para frecuentes consumos de comidas, espectáculos, en fin, cualquier capricho ostentoso. Los documentos apuntan a un modus operandi: el gasto se materializaba siempre en un local suntuoso. Solo un ejemplo: en tres días realizaron pagos de 9 mil dólares solo en la tienda Chanel en Mindtowm Manhattan. A los gastos en comercios habría que adherirle el pago de 11 mil dólares mensuales por el alquiler del apartamento en Hudson Street.
María Gabriela estuvo disfrutando de esos beneficios hasta septiembre de 2019, aunque el régimen en octubre sacó un comunicado diciendo que había sido funcionaria hasta enero de ese año. En cualquier caso, en ese tiempo no se le percibió cumpliendo sus responsabilidades laborales.
La gente no es tonta y se entera a pesar de la censura. Los pobres saben calcular cuánto carga encima en ropa Cilia Flores, o el precio de las carísimas carteras y joyas de Delcy, y de los relojes y zapatos de Jorge Rodríguez; han escuchado acerca de 20 mil millones de dólares desaparecidos de Petróleos de Venezuela por el hombre de más confianza de Maduro, y el hurgar en la basura de las calles no les impide observar las lujosísimas camionetas que salen de restaurantes donde solo unos privilegiados pueden entrar.
Maduro siente en cada aparición pública que el pueblo lo desprecia y eso le inquieta. El peligro es que ante la imposibilidad de ganar popularidad su plan sea la violencia. ¿Tendrá fuerza para hacerlo? Maduro está muy desgastado, incluso ante los suyos. La crisis agobia al país. Análisis de expertos refieren que la conflictividad social se ha incrementado 12 por ciento y que 70 por ciento de esas protestas exige salarios dignos -recordemos que el salario mínimo es menor a 5 dólares mensuales.
Con Maduro quien disiente está en peligro. Por eso seis activistas y líderes sindicales han recibido 16 años de condena, y las manifestaciones terminan frecuentemente con detenidos y heridos, así como defensores de derechos humanos y líderes sindicales usualmente son amenazados o extorsionados.
Pero la investigación de la Corte Penal Internacional no se detiene. Y los venezolanos no nos resignamos ni dentro ni fuera del país. La difusión el pasado martes en las pantallas de Times Square, Nueva York, de la sistemática tortura de parte del régimen en centros de reclusión fue importante. Los transeúntes hicieron largas colas para ver a través de cascos de realidad virtual la atrocidad que sus funcionarios ejecutan en las cárceles venezolanas. Fue un esfuerzo exitoso en medio de la realización de la Asamblea de las Naciones Unidas. Súmenle a eso, el cuarto informe recién publicado de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela. Está candela.