Tres pasos no autorizados en el tapón del Darién, una región clave en su frontera con Colombia, fueron cerrados por el gobierno de Panamá como medida para controlar el flujo masivo de migrantes que atraviesan esta área en su camino hacia el norte.
El Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá destacó que este cierre incluye la instalación de barreras perimetrales que bloquean accesos por la costa pacífica, la costa caribeña y pasos terrestres hacia el Hito de Chucurti, redirigiendo el flujo migratorio hacia Bajo Chiquito, el primer punto poblado tras días de caminata a través de la densa selva.
Además dijo que busca consolidar los esfuerzos de seguridad y combatir más eficazmente las actividades delictivas transnacionales que se aprovechan del tráfico de personas y otros delitos asociados.
José Raúl Mulino, el nuevo presidente de Panamá, ha promovido esta estrategia como parte de una campaña integral denominada Darién, enfocada en restablecer la paz y la seguridad en la región. Esta iniciativa no solo incluye la instalación de barreras físicas, sino también un aumento significativo en la presencia policial para garantizar la protección de los migrantes y controlar de manera más efectiva el flujo migratorio.
El nuevo mandatario panameño mantiene un fuerte discurso frente a la migración por el Darién tildándola de “ilegal” y ya en campaña había prometido el “cierre” del Darién, algo que después matizó como un concepto de cierre “filosófico”, en el que se van poniendo cada vez más barreras para que los migrantes no sigan esa ruta.
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