A 30 años de la creación del Mercosur, el expresidente de Uruguay Luis Alberto Lacalle Herrera, uno de sus signatarios originales, dijo a la AFP que “el mercado común no se configuró”, lo comercial “se desvirtuó hacia lo ideológico” y el Parlasur se convirtió en “una reunión de amigos”.
Jefe de Estado entre 1990 y 1995, Lacalle Herrera fue protagonista en la creación del bloque, que recuerda comenzó “con mucha esperanza” pero del que hoy es fuerte crítico, al punto de publicar en 2020 un libro sobre su historia titulado “Mercosur: nacimiento, vida y decadencia”.
En entrevista con la AFP en su casa de veraneo en Punta del Este, el padre del actual mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou advierte que el acuerdo con la Unión Europea (UE) no se concretará, pues “Europa seguirá siendo egoísta como ha sido siempre”. Y subraya que, para sobrevivir, el bloque debe flexibilizarse y volver a hacer énfasis en el aspecto comercial.
El origen del Mercosur
Un día de 1990, el entonces canciller uruguayo Héctor Gros Espiell le dijo a Lacalle: “Presidente, está por cerrarse completamente el tratado de mercado común entre Argentina y Brasil”.
“Yo sabía que había habido reuniones, pero no que estaba tan maduro el tema. Entonces imagínense ustedes la sorpresa y la preocupación”, dice el exmandatario al recordar aquel momento.
Dada la “difícil” relación vecinal determinada por el desequilibrio de tamaño entre los países, “no nos quedaba opción: literalmente fuimos a golpear la puerta”, agrega al contar cómo Uruguay logró insertarse en la negociación y proponer el ingreso de Paraguay para sumar un socio de dimensiones similares.
En aquel inicio “hubo mucha esperanza, un poco de ilusión quizá de que se podían disimular las tensiones políticas muy antiguas de la región” así como las diferencias de enfoque de política exterior de las cuatro naciones. Para Uruguay, significaba multiplicar por 70 su mercado potencial.
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“Facilismo latinoamericano”
“Con un poco de facilismo latinoamericano, quisimos hacer en pocos años lo que en Europa llevó 50”, reflexiona Lacalle sobre la idea original del acuerdo.
Ese espejo europeo fue lo que llevó a crear el Parlasur. “Un Parlamento que no merece ese título: no puede formular normas obligatorias ni controla a los gobiernos”. El Parlamento del Mercosur “es una especie de reunión de amigos”, opina.
Para el exmandatario, si bien “se notaron avances”, hubo un punto de inflexión que dividió la historia del bloque en dos etapas definidas: la comercial y la política.
La bisagra, apunta, fue la aparición del presidente venezolano Hugo Chávez, con “su socialismo del siglo XXI, su billetera muy gorda de entonces y la mano de Fidel Castro detrás”.
Es entonces cuando se da una sintonía ideológica con los demás gobiernos de izquierda: Luis Inácio ‘Lula’ da Silva y luego Dilma Rousseff en Brasil; Néstor y después Cristina Kirchner en Argentina; Fernando Lugo en Paraguay, y Tabaré Vazquez y José Mujica en Uruguay.
“Una ideología se convierte en el vínculo” y el Mercosur “pierde su carácter esencial”, afirma Lacalle. “Ahí perdió toda su seriedad en materia económica y comercial”.
Otros episodios, como la crisis de las papeleras entre Uruguay y Argentina, mostraron a su entender la inoperancia del bloque. “Se arma todo el problema en el río Uruguay y el Mercosur miró para otro lado. (…) En un tema económico, comercial, de importancia, Uruguay se vio obligado a ir a la justicia internacional”.
Eso fue socavando la confianza en el Mercosur como “mecanismo” que podía “llevar a una etapa mejor”, añade.
Incluso “el arancel externo, que es lo propio de un mercado común, nunca se llegó a consagrar en una forma eficaz. Es decir, no se configuró el mercado común”.
El futuro
No obstante, Lacalle cree que hubo “etapas muy buenas de convenios comerciales”.
“No todo es horrible, no voy a caer en la mala educación y en la tontería de decir eso”, sostiene.
Actualmente, el mayor obstáculo para el bloque son “las distintas metas de los gobiernos”.
“La fotografía de hoy nos muestra a tres países bastante alineados en una apertura: Paraguay, Uruguay y Brasil. Argentina, con sus propios problemas y su legítima óptica interna, no está en la misma longitud de onda”, reflexiona.
El exmandatario cree que los países deben mantener una política exterior comercial de Estado y que esto no dependa de los gobiernos de turno. “Y si no, lo ideal sería el divorcio. Pero hay mucha cosa construida también”.
Los socios del Mercosur no pueden negociar acuerdos comerciales bilaterales sin autorización de los demás. En estos 30 años, subraya Lacalle, el mundo cambió.
“Hay que darse cuenta del resurgimiento de China convertida en la primera potencia, la reculada de Estados Unidos y no su regreso, problemas de Europa que sigue cerrada y va a seguir siendo egoísta como ha sido siempre y no va a haber aprobación del tratado con el Mercosur”, insiste. “El mundo cambió. Entonces hay que sacarse la telaraña”, concluye.
Fuente: AFP