Vivimos días negros, más oscuros para los que amamos la Democracia y la Libertad y por las cuales luchamos y resistimos y no tenemos a quién apelar en defensa de nuestro derecho a la vida.
A esta tragedia socialista de ya larga data se suma el horror de la epidemia del virus chino. Uno protegiéndose se encierra en la casa, pero hay que salir a buscar alimentos y otros productos esenciales, y cada día más frecuentemente, porque si brava es la epidemia, la inflación y la especulación no se quedan atrás en su acoso a los venezolanos.
Súmele la corrupción y el matraqueo, pues antier pasé por el distribuidor de Los Ruices y me detuvieron los policías de uniforme jabado. Deme su cédula y título de manejar, aquí está señor les muestro. Deme su certificado médico y sus papeles de propiedad, aquí están le respondo. Acompáñeme a la comandancia con su vehículo, me dice. Le preguntó por qué? Con una sonrisa cínica me contesta: porque maneja sin el tapaboca puesto. Pero si ando solo oficial, le respondo. No importa, el ministro de la defensa dio órdenes de detenerlos así anden solos responde. Abro la cartera donde no tengo ni un solo billete y sin decir palabra, nos vemos a la cara. Y el tipo me dice al ver la cartera vacía: vete pal carajo piazo de viejo. Me tragué mi arrechera y salí de allí.
Se ve que esto de la cuarentena estricta continua es solo una excusa para que la policía ande haciendo alcabalas móviles y pesca milagrosa entre los ciudadanos viejos, indefensos y desarmados. Esto de la pandemia está peor que nunca, además sin vacunas a la vista.
Ayer murieron algunas personas cercanas, el primero mi entrañable amigo Edmundo Díquez, un hombre generoso, jovial, buena persona y con un agudo sentido del humor. Casado con Luz Paúl que falleció no hace mucho y ambos constituían una bella pareja, ejemplar. Edmundo sorpresivamente iba a veces a la galería y le encantaba hacer los montajes generosamente. Que Dios tenga en su seno a ese par de amigos muy estimados que eran Luz y Edmundo.
También falleció la hermana de mi querida amiga Cristina Guzmán. Belén como se llamaba, estaba casada con Augusto Chiossone, hermano de mi concuñado Orlando Chiossone. Hablamos hace tres meses. Por supuesto, ambos del virus chino. Vaya para Augusto, para Cristina mis sinceras condolencias.
La epidemia es tan grave que los médicos están atendiendo por teléfono a los pacientes dado el alto índice de muertos por la pandemia dentro del mundo asistencial. Si los médicos cubanos están casi todos vacunados aquí, a los médicos venezolanos y otros miembros del personal sanitario asistencial, sin importar el riesgo, la edad o cualquier otro parámetro, no se les vacuna. Para nosotros no hay vacunas.
Solo cabe un nombre a esta política de maduro y es el genocidio planificado y ejecutado.
Esto de la especulación está inmamable. Primero, no se consiguen bolívares y uno va a los cambistas y en vez de bajar el precio del dólar por la restricción de la oferta de bolívares, el dólar sigue subiendo, lo que demuestra que el régimen ya no tiene control del cambio en dólares, por otro lado, circulan los dólares por todos lados y proliferan los bodegones para enchufados aquí y allá.
Pareciera que el régimen está más pendiente de la prosperidad de los bodegones que de la comida de los venezolanos. Mientras, maduro se siente orgulloso y hablando del bloqueo económico como en Cuba, sin importarle la miseria de los venezolanos. ¿Acaso los gringos quebraron a pdvsa?