Unos 5.000 migrantes salieron el lunes caminando desde la frontera sur de México, en lo que supone el mayor grupo que parte de Tapachula en más de un año.
La formación de grupos que se lanzan a caminar desde esta ciudad cercana a la frontera con Guatemala ha sido constante ante la lentitud de los procesos migratorios y la falta de recursos y trabajo para que los extranjeros puedan costearse la espera en el sur del país.
La nueva caravana, conformada sobre todo por centroamericanos, venezolanos, haitianos y cubanos, tiene lugar poco después de la reunión entre una docena de países de la región, entre los que estaban los principales expulsores de migrantes y en medio de un creciente flujo hacia Estados Unidos.
La caravana salió custodiada por patrullas de las fuerzas de seguridad locales. El Instituto Nacional de Migración ni la Guardia Nacional hicieron nada por detenerlos.
En lo que va del año más de 420,000 personas han atravesado la selva que separa Colombia de Panamá hacia el norte. Las cifras al llegar a México son menos claras, pero el gobierno puso recientemente como ejemplo que sólo en el caso de los venezolanos habían entrado al país 60,000 en septiembre.
A medida que avanza, cientos de personas se une, según uno de los organizadores entrevistado por Reuters.
El organizador Irineo Mujica dijo que la caravana había aumentado desde el lunes entre 1.000 y más de 7.000 personas, aunque un portavoz del gobierno de Chiapas dijo que las autoridades estatales aún estimaban su tamaño en alrededor de 3.500 participantes.
El martes la caravana descansaba en el municipio de Huehuetan, a unos 25 kilómetros de Tapachula, ciudad cercana a la frontera con Guatemala de donde partieron los migrantes.
El miércoles, la caravana llegó al pueblo de Huixtla, a unos 21 kilómetros al norte, dijo Mujica.