Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), Venezuela es el octavo país del mundo en reservas de gas licuado de petróleo (GLP). Sin embargo, los problemas en la distribución de gas doméstico han dejado a los venezolanos sin otra alternativa que la de quemar madera.
La periodista Elianah Jorge, corresponsal de RFI Brasil en Venezuela, realizó un reportaje sobre el tema, en donde afirma que esta práctica se ha observado en el interior del país durante varios meses y ahora se ha convertido en una realidad en la Capital.
Para algunos, la práctica de la cocina a leña significa un regreso a la década de 1930, una situación inesperada para la nación que una vez fue considerada el más próspero de América del Sur.
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Petróleos de Venezuela, produce más gas doméstico del que la población puede consumir. A pesar de esto, hay fallas en los sistemas de extracción, embotellamiento y distribución. La grave escasez de bombonas de gas (metano) ha transformado los patios traseros de las casas o edificios en las nuevas cocinas abiertas. Es en estos lugares, las personas cocinan la comida a la antigua y trata de evitar daños en la salud causados por el exceso humo.
Según Antero Alvarado, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), alrededor del 84% del consumo de gas doméstico en toda Venezuela se ejecuta a través de bombonas, y sólo el 7% de la población recibe gas directamente en sus hogares.
Según el reportaje, actualmente la escasez de GLP alcanza el 60% de la demanda, lo que lleva a Venezuela a una situación muy delicada. La nación se encuentra en alto riesgo de quedarse sin gas para el consumo doméstico. Cabe destacar que alrededor del 50% de la flota que transporta el gas, sea crudo o ya embotellado, se detiene por falta de mantenimiento o de piezas básicas para los vehículos.
Cuarentena
Con la cuarentena provocada por el covid-19, la venta de las bombonas de gas comenzó a ser manejada por la organización comunitaria denominada Consejos Comunales, creado bajo el régimen de Hugo Chávez. Esta estructura implica más burocracia para el comprador, incluso algunas comunidades denuncian la existencia de mafias que controlan el acceso al producto.
Al comprar el recambio, el consumidor es tomado por una cierta aprensión, ya que el sistema apunta a que si tu bombona desaparece, conseguir un repuesto es muy complicado. Una de las razones de la escasez de cilindros, según la ONG Transparencia Internacional, es el contrabando de estas piezas en la nación vecina Colombia.
El costo de la misma varía por unidad y es en moneda extranjera, ubicándose entre 0,14 y 0,46 dólares, según la cantidad del producto. Sin embargo, este valor es sólo teórico ya que en la práctica, es necesario pagar más por las pocas bombonas que hay para distribuir. En el mercado ilegal o ventas callejeras, el valor de una botella oscila entre los 8 y los 15 dólares.
El trabajo refiere que en todo el país hay un déficit de 12 millones de bombonas de gas. Solo 3 millones de unidades están en buen estado, considerando que la vida útil de un cilindro es de unos diez años.
Fuente RFI / corresponsal Elianah Jorge