Incumplir con el pago de un préstamo personal o hipotecario puede traer graves problemas, por eso, en la gestión de cualquier presupuesto, debe ser prioridad evitar estar en mora.
Por ningún motivo deje de pagar un préstamo solo por dale solución a otra situación, pues a la larga, esa decisión traerá otros inconvenientes.
En caso de no poder cumplir con el compromiso, lo mejor es asistir a la entidad bancaria antes de la fecha de vencimiento del pago. Si se anticipa al reclamo, puede tener más opciones de flexibilidad. No le dé pena buscar asesoría y exponer su preocupación.
Cualquier persona puede verse en aprietos y la entidad prefiere cobrar, así se con retraso, que tener un cliente moroso y ante la posibilidad de iniciar un procedimiento judicial. Ambos deben buscar un punto intermedio.
En ese sentido, es posible que el banco le refinancie la deuda, lo que significa establecer un plazo más largo para que la cuota a pagar sea inferior.
Si no paga:
- Se le aplica intereses de mora en caso de que no pague la primera cuota y en su mayoría, es superior a los intereses ordinarios.
- El banco puede cobrar una comisión elevada por reclamación de cuotas impagadas. Los intereses y comisiones se acumulan a la deuda original.
- La entidad está en la obligación de reclamar el pago durante un plazo de tiempo. Pero, después del tercer impago, hace una reclamación judicial, aunque siempre transcurren hasta seis meses.
- Si se trata de un préstamo hipotecario, se le solicitará al juez la ejecución de una hipoteca. Habrá un plazo de más o menos un año, de lo contrario, el inmueble se pone en venta.
- No pagar lo llevaría a entrar a una lista de morosos, que consultan todas las entidades de crédito y eso dificultará pedir otro crédito.
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