¿Qué pasaría si China cortara mañana a Estados Unidos y Europa el acceso a los minerales esenciales para la fabricación de vehículos eléctricos, turbinas eólicas y drones, que en su gran mayoría se producen en su suelo?
En un momento en que las fricciones económicas y geopolíticas son frecuentes entre estas tres potencias, Washington y Bruselas quieren evitar este escenario reinvirtiendo en el mercado de las tierras raras, esos 17 minerales con propiedades únicas, que hoy se extraen en gran medida del suelo y se refinan en China.
Algunas como el neodimio, el praseodimio y el disprosio son cruciales en la fabricación de imanes utilizados en industrias del futuro, como la energía eólica y los coches eléctricos.
Otras tienen usos más tradicionales, como el cerio para el pulido del vidrio y el lantano para los catalizadores de los automóviles o las lentes ópticas.
Los teléfonos inteligentes, las pantallas de los ordenadores o las lentes de los telescopios también utilizan tierras raras.
En 2019, Estados Unidos realizó el 80% de sus importaciones de tierras raras desde China, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. Y la Unión Europa se abastece en un 98% en el país asiático, según un informe de la Comisión Europea de septiembre de 2020.
Esto es suficiente para preocupar a Washington y Bruselas, en plena transición energética
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Exponencial
“El crecimiento exponencial de la demanda que se prevé para los minerales relacionados con las tecnologías verdes los obliga a examinar sus vulnerabilidades y a tomar medidas”, dice a la AFP Jane Nakano, investigadora del Centro Internacional de Estudios Estratégicos (CSIS), con sede en Washington.
Tras la publicación en febrero de una orden ejecutiva del presidente estadounidense, Joe Biden, destinada a controlar las cadenas de suministro de los bienes considerados “esenciales”, el Senado adoptó el martes un texto que da prioridad a la extracción de los llamados minerales “críticos”.
Washington quiere “aumentar la producción y el refinado”, dijo el martes la subdirectora del Consejo Económico Nacional, Sameera Fazili, citando las tierras raras y el litio.
La principal esperanza estadounidense reside en la mina de Mountain Pass, en California. Después de ser uno de los grandes actores mundiales del sector, ésta sufrió por el auge de China, que subvencionó fuertemente su industria, y por las normas medioambientales sobre la minería.
La compañía MP Materials, que reactivó la mina en 2017, quiere simbolizar ahora el nuevo impulso estadounidense en el sector, apostando por la concentración de tierras raras “entre las más altas del mundo” en su suelo, con un 7% frente a entre un 0,1% y un 4% en otros lugares, según ella.
En cuanto al refinado, quiere poner en marcha su proceso de “separación” de los elementos -la roca se compone de un conjunto de tierras raras que hay que separar mediante un proceso químico- y luego fabricar sus propios imanes en 2025 -el paso de la fase de separación a un producto que pueda utilizarse directamente en la industria-, dos pasos que actualmente son realizados por China.
Están surgiendo otros proyectos, como los que involucran al grupo australiano Lynas, que ha conseguido varios contratos en Estados Unidos, entre ellos una planta de refinado en Texas para la industria militar, con el apoyo del Pentágono.
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Reciclaje
Respecto a la Unión Europea, se presentará “en los próximos días” a la Comisión un plan para establecer las prioridades para el Viejo Continente, dijo Bernd Schäfer, director de EIT RawMaterials, un consorcio destinado a apoyar proyectos en este sector, en una conferencia a principios de junio.
“Europa no tiene mucho donde elegir en materia de minería, por lo que tendrá que recurrir a la importación de materias primas o semirrefinadas y convertirse en una base de refinado o reciclaje”, explica David Merriman, especialista en baterías y vehículos eléctricos de la consultora londinense Roskill.
China debería beneficiarse de su posición dominante durante mucho tiempo, pero las ambiciones están ahí: “entre el 20% y el 30% de las necesidades de imanes de aquí a 2030 podrían proceder del continente, frente a prácticamente cero en la actualidad”, gracias al reciclaje, si se llevan a cabo los proyectos identificados, señaló Schäfer.
Sea o no una coincidencia, el deseo de acelerar estos temas llega en un momento en el que el planeta experimenta una escasez de semiconductores, componentes esenciales para cualquier producto que incluya elementos electrónicos, desde ordenadores a coches, que se fabrican mayoritariamente en Asia.
“Esta crisis ha llevado a un replanteamiento de las cadenas de producción y de las vulnerabilidades” entre los fabricantes, dijo a la AFP un portavoz de MP Materials.
Varios grupos europeos especializados en energía eólica y automóviles ya están en contacto con la empresa, dijo.
“Dentro de cinco años, los imanes permanentes ocuparán un lugar similar al de los semiconductores. Estarán en la vida cotidiana de todos”, añadió.
Fuente: AFP