Doce miembros de un grupo neonazi comparecieron desde el pasado martes ante la justicia alemana, acusados de haber planeado atentados contra mezquitas y responsables políticos, en un contexto de amenaza creciente de la ultraderecha en Alemania.
Los acusados, de entre 33 y 62 años, que habían formado en septiembre de 2019 “Gruppe S.”, serán juzgados en el Tribunal Superior regional de Stuttgart por la creación de una organización “terrorista” y por el apoyo que le dieron.
El grupo neonazi pretendía provocar “un estado próximo a la guerra civil” con acciones para “derrocar el orden político”, de acuerdo con la acusación, que asegura que los sospechosos tienen “opiniones nacionalsocialistas”.
LEA TAMBIÉN | Presunto exguardia nazi escapó de juicio en Alemania
Los acusados planeaban atacar mezquitas para “herir y matar” a fieles musulmanes durante la oración del viernes, según la fiscalía de Karlsruhe, competente en casos de terrorismo.
El “Gruppe S.”, que se comunicaba principalmente por chat en internet, también planeaba atacar a dos responsables de los Verdes de Alemania, incluyendo a uno de sus dirigentes, Robert Habeck.
Armas pesadas y municiones
Los neonazis pretendían comprar armas por un valor total de 50.000 euros (60.000 dólares) a través de un intermediario, conocido de uno de ellos.
Además, la policía descubrió armas pesadas y municiones al allanar las viviendas de los integrantes del grupo, que también contemplaba atentar contra el Reichstag, el edificio que alberga la cámara de los diputados.
Antes de ser detenidos, los sospechosos se reunieron en tres ocasiones para llevar a cabo operaciones de mantenimiento de armas, entrenarse en tiro y elaborar planes.
Algunos de los acusados, de edades y perfiles diversos, se presentaron en la sala de audiencias con la capucha puesta y tapándose la mayor parte de la cara con una mascarilla, dejando únicamente sus ojos a la vista.
Testigo infiltrado en grupo neonazi
El acta de acusación se apoya sobre todo en sus conversaciones, a través de una aplicación de mensajería, y en las declaraciones de un testigo protegido que participó en las reuniones del “Gruppe S.”.
Este hombre, únicamente designado por la inicial “U” aportó una información crucial a los investigadores para que pudieran descubrir el grupúsculo.
Uno de los dos “cerebros” de la banda, Werner S., detenido en Augsburgo, es objeto de otro proceso judicial. Según la radio pública regional SWR, le ofreció hasta 50.000 euros a un miembro de la mafia italiana para que matara a un testigo.
Las audiencias se están celebrando en medio de fuertes medidas de seguridad y en principio se prolongarán hasta mediados de agosto.
Once de los doce acusados están detenidos desde el 14 de febrero de 2020, cuando habían planeado reunirse una vez más antes de actuar.
Los servicios alemanes de inteligencia interior consideran que la extrema derecha es la principal amenaza que pesa actualmente sobre la seguridad del Estado.
Durante mucho tiempo dejada de lado porque se daba prioridad a los movimientos islamistas, la extrema derecha neonazi está en el punto de mira de las autoridades desde que un individuo intentara cometer una masacre en una sinagoga de la ciudad de Halle.
Unos meses antes, el país se estremeció ante el asesinato de un responsable político conservador que defendía la acogida de refugiados en Alemania, Walter Lübcke, cometido por un neonazi que fue condenado más tarde.
Poco más de un año, en febrero de 2020, nueve jóvenes, todos de origen extranjero, murieron en Hanau (cerca de Fráncfort) en un atentado racista perpetrado por un hombre partidario de teorías racistas y antisemitas.
En 2020, se reportaron en Alemania más de 23.000 actos racistas, antisemitas o dirigidos contra el sistema democrático, un récord desde 2001.