Desde la Segunda Guerra Mundial, la crisis por covid-19 en el mundo ha sido la más compleja y ha desatado el debate sobre un impuesto a los más ricos, que permita a los Estados obtener mayores beneficios para hacerle frente a la pandemia generada en China.
El coronavirus mostró lo vulnerable de los Estados en materia de políticas públicas ante conflictos globales, cuya solución es poco inmediata.
El gasto público en las naciones se ha incrementado y con él, la necesidad de implementar mecanismos que permitan recaudar fondos necesarios para las arcas nacionales.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) está de acuerdo con un impuesto a los más ricos o empresas rentables, que financie de forma temporal la salida al conflicto actual.
La tasa covid reduciría la erosión fiscal, pero también la desigualdad que el coronavirus ha acelerado en todo el mundo.
En la última edición de su informe Monitor Fiscal, el FMI aseguró que el impuesto a los más ricos, ayudará a “satisfacer las necesidades de financiación relacionadas con la pandemia, por lo que los responsables de formular las políticas podrían considerar una contribución temporal de recuperación de la covid-19, que grave los ingresos más altos y la riqueza”.
Será un arancel “solidario”, cuyo destino permitirá aliviar los gastos sanitarios, así como en educación y en protección social.
La medida no es algo novedoso, pues se implementó en Alemania con la reunificación, Australia (2011) y Japón (2013).
GLOBOMIAMI entrevistó a Carlos Dorado, presidente de Italbank y vicepresidente de Italcambio sobre este tema y aseguró que cualquier paliativo será poco para una problema socialmente terminal.
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Parte de la solución en el impuesto a los más ricos
“Yo siempre soy más partidario de atacar los problemas de raíz que ponerle pañitos calientes”, comenta Carlos Dorado, quien asegura que “la pandemia ha traído graves consecuencias económicas para una mayoría de la población mundial, y grandes beneficios para una pequeña minoría, más allá de las pérdidas humanas”.
La crisis del covid-19 ha agilizado una desigualdad entre los países desarrollados y aquellos subdesarrollados. “¿Qué nos dice esto como un todo?”, se pregunta Carlos Dorado. “Que las desigualdades entre las personas y los países continúan ampliándose de forma peligrosa a través de los últimos años. Este es el verdadero problema que hay que identificar y atacar“, sentenció.
En criterio de Carlos Dorado, mientras se busquen paliativos para una enfermedad socialmente terminal, “será como administrarle una aspirina a una persona con cáncer en metástasis. Será un parche, cuyo efecto será muy pobre y lejos de curar; no soluciona el problema”.
-¿Es justo?
-La justicia nace de un individuo y se lleva a un colectivo, no al revés. Desde el momento en que unos individuos tienen un tratamiento preferencial está perjudicando a los otros que no lo tienen. Voy a tratar de ampliar un poco más esta idea. Los individuos de una sociedad tienen unos derechos, unas obligaciones, y dentro de esos derechos, debe dárseles a todos las mismas oportunidades. Pero, como seres humanos que somos, habrá algunos que están dispuestos a esforzarse más, o son quizás más inteligentes en algunos campos, y seguramente llegarán más lejos, de aquel que solo espera que el gobierno le prevea todo.
Carlos Dorado considera que sin lugar a dudas, quien gana más debe pagar más, pero debe tener otro derecho: “Que el gobierno administre y asigne esos montos en forma eficiente; y que esos montos no lleguen a desincentivar a esta persona a que siga aportando; al mismo tiempo que el que lo recibe no se sienta tan cómodo, que no hace ningún tipo de esfuerzo en asumir obligaciones. Uno tiene la obligación de dar, alguien tiene la obligación de administrarlo y asignarlo, pero alguien no puede tener solo ‘el derecho’ a recibirlo, porque estaríamos ante una gran injusticia hacia el que se esfuerza”.
¿Quién está siendo injusto e ineficiente? El administrador, o sea, el que gobierna, el que dirige, planifica y norma; donde la historia nos enseña que ha habido mucha mediocridad e ineficiencia en su rol
La actitud de quienes tienen un patrimonio mayor
El impuesto a los más ricos de seguro generará una situación incómoda para muchos, porque su implementación también mostrará lo débil que pueden ser los gobiernos ante las eventualidades.
Sobre el comportamiento de los empresarios hacia esta medida, Carlos Dorado, rememora una frase dicha por un dirigente chino: “Para evitar que unos cuantos anduviesen en Rolls Royce, hemos condenado a mil millones a andar a pie o en bicicleta”.
Plantea que a nadie le conviene una sociedad de pobre, porque en términos pragmáticos, “ni al pobre le interesa seguir siendo pobre, ni al rico le interesa que la gran mayoría sea pobre, pues disminuye el potencial de consumo y de generar nueva riqueza”, obtenida con trabajo, intelecto y en forma honesta, ya que “si el administrador es eficiente las otras formas no deberían darse. Por eso la actitud es aportar, pero exigir que se administre, y se asigne bien con visión de futuro”.
-El impuesto a los más ricos muestra las debilidades de los Estados y, quizás, de las instituciones financieras mundiales
-Muestra las debilidades y el fracaso de la mayoría de los gobiernos del mundo en los últimos 100 años. Como un todo social y mundial, hemos obtenido una nota mediocre. Gobernar consiste en lograr administrar en forma eficiente los recursos, para lograr las mayores cuotas de bienestar y felicidad para todos. Pero también, y muy importante, consiste en saber cómo incentivar y generar la riqueza. Porque si no se crea, no hay nada que repartir; y por mucha que haya, si no se sigue creando tarde o temprano se termina.
-¿Qué consecuencias pudiera traer el impuesto a los más ricos?
-El objetivo primordial de un gobierno, de una nación, y del mundo debería ser que cada día haya más ricos y menos pobres, y no al revés: menos ricos con muchísimo y muchos pobres con muy poco. Lamentablemente, la tendencia es esta última. Hemos tenido malos gobiernos a nivel mundial con mucha demagogia y populismo, pero poca sustancia y estrategia.
Aparte de administrar y asignar los recursos muy mal, nos venden la idea que vamos a tener todos los derechos del mundo, sin exigir obligaciones por igual, creando así, el clima ideal para las revoluciones, la violencia y las guerras. Lejos de solucionar el problema, lo están agravando en forma exponencial.
La idea no es que todos obtengan los mismos resultados, sino que todos tengas las mismas oportunidades, los mismos derechos y las mismas obligaciones. Eso deberíamos aplicarlos a las personas, a las sociedades y a los gobiernos. A veces me pregunto: ¿Será que tenemos el mundo que nos merecemos? Porque al final somos todos los que lo hacemos.