El atractivo físico genera una paradoja sentimental. Por un lado, conquista el corazón de las masas. Por el otro, puede provocar el repudio y la subestimación de la academia, hasta la envidia de los resentidos, inclusivos y victimizados.
En los últimos años, un grupo de nuevos intelectuales libertarios han intentado superar el dilema tradicional, congeniando talento con belleza, en una pragmática estrategia de publicidad política que rinde sus frutos.
Es el caso de Gloria Álvarez como mujer sexy que aprovecha los recursos de las redes sociales, para apuntalar un discurso a favor del capitalismo, valiéndose de una imagen que remite a la cultura aspiracional de las Misses del espectáculo latino, sin nada que envidiarle al pasado de Irene Sáez o al presente MILF de María Corina Machado, por citar dos ejemplos del patio criollo.
Personalmente, tuve un primer acercamiento a la obra de la escritora guatemalteca, desde el escepticismo natural de mi carrera como crítico.
La encontraba un tanto histriónica y melodramática, un poco contradictoria al establecer un pacto con el diablo de la demagogia mediática, a fin de lograr difundir un mensaje a las audiencias desmovilizadas de hoy en día.
Pasado el tiempo, voy descubriendo matices en el juego que Gloria Álvarez propone para desafiar y desmontar a los mitos marxistas que despliega el Foro del Sao Paolo en el vasto territorio de habla hispana.
El fin de semana, el reportero Gabriel Guzmán, radicado en Argentina, me paso una cuenta de Amazon. Desde entonces, gracias al patrocinio del colega, mis ojos fatigados por la programación progresista de Netflix han conseguido un colirio en la parrilla de un canal de streaming, donde se combate la influencia de la “Red Avispa” con series como “Populismo en América Latina”, bajo la conducción de Gloria Álvarez(más contenida en su papel de presentadora pero ostensiblemente acartonada, perdiendo algo de gracia y desparpajo).
En cualquier caso, la conductora hace el trabajo, hilvanando una ambiciosa investigación periodística, cuyo principal mérito reside en sumar los testimonios de una lista de expertos clase A, al margen de que compartamos o no sus opiniones.
Como documentalista les digo que no es tarea fácil entrevistar a no menos de 30 especialistas en el área, con el objetivo de producir un reportaje dividido por capítulos.
La televisión cuesta caro, actualmente notificamos la desinversión que cunde en el sector, la cual seguramente se induce por los propios estados fallidos del algoritmo socialista, a efecto de censurar y controlar la información.
Por ende, el régimen bolivariano vive en el mar de la felicidad de Maduro, tras la salida del aire de RCTV y Directv. Solo a él le conviene un país incomunicado e incapaz de comprender la dimensión de su aislamiento carcelario.
Por tanto, recomendamos la serie de Gloria Álvarez, disponible en Amazon, como una forma de conjurar los males de la región, atada al brote de los terribles experimentos comunistas de Hugo Chávez y su pandilla de corruptos, inspirados en el fascismo ordinario del siglo XX y luego exaltados por un ánimo vengativo que lejos de curar la enfermedad de fondo, pues la agravó al límite de las estafas de Nicolás, AMLO, Lula, Cristina, Rafael, Evo y Ortega.
El populismo es cosa vieja, se origina en las postrimerías del período decimonónico, cuando los reformistas agrarios enfrentan a las élites que no los representaban.
Posteriormente, Hitler, Stalin y Mussolini redefinen el concepto, causando genocidios y matanzas, a nombre de unas banderas reivindicativas que fracasan con las derrotas de la segunda guerra mundial y la caída del muro Berlín.
El milenio recupera la idea ante el agotamiento de las democracias clásicas.
Surgen los ultranacionalismos por el mundo, que llaman a desatender los reclamos de la agenda globalista. De ahí proceden los fenómenos de Trump y el Breixit. Así asciende un populismo de derecha y otro de izquierda que invoca el desastre de la Constituyente roja del Teniente Coronel.
Según los entendidos, salir del laberinto populista no es una cuestión sencilla.
Exige discusión, debate, toma de conciencia, cuestionamiento y una inteligencia racional que erosiona la posverdad del pensamiento emocional.
Por eso estimo que es necesario que tengamos a Gloria Álvarez de nuestro lado, a pesar de lo problemático de su perfil carismático.