A medida que las economías del mundo comiencen a abrirse de nuevo, las personas podrán regresar a sus lugares de trabajo poco a poco. La aguja apunta a una realidad laboral híbrida, que permita a los trabajadores trabajar algunos días desde casa y otros desde la oficina.
Sería lógico pensar que los gerentes podrían apelar al criterio de sus empleados para dejar en sus manos la decisión acerca de la distribución de los días de trabajo remoto. Sin embargo, esta no es realmente la mejor idea. Nicholas Bloom, profesor de economía William Eberle en la Universidad de @stanford recomienda que sean los líderes quienes establezcan los límites por dos razones:
1. El desafío de administrar un equipo híbrido:
al tener a los integrantes separados, se puede generar un grupo interno en la oficina y un grupo externo en el hogar, lo que dificulta mantener la cohesión entre los trabajadores.
2. El riesgo para la diversidad:
las encuestas actuales muestran que las mujeres más jóvenes con hijos en casa tienen más probabilidades de querer trabajar desde casa de forma permanente. Una investigación anterior del autor encontró también que los empleados que trabajan de esta forma tienen una tasa de ascenso un 50% más baja después de 21 meses en comparación con sus colegas de oficina.
Es muy importante tomar en cuenta que esta decisión de parte de los gerentes debe hacerse considerando aquello que se considere mejor para la continuidad del negocio, en la misma medida en la que tome en cuenta las opiniones y preferencias del equipo; asegurándose que se sientan escuchados.
Se trata de conseguir un balance que satisfaga y beneficie a todos por igual y jamás olvidar que el corazón y la vida de las organizaciones son las personas.
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Tulia Monsalve. Directora Grupo Plus Comunicación Estratégica y profesora Universidad Monteavila @tuliamonsalve @grupoplusve