lunes, noviembre 25, 2024
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Francisco Toro: surfear la ola de la diáspora

Francisco Toro ha venido destilando su pensamiento en las últimas semanas. Ya lo consideramos una firma invitada, y como tal, siempre tendrá las puertas abiertas de nuestra página.

Esta semana queremos compartir sus reflexiones sobre su experiencia como exiliado, como representante de la diáspora venezolana en México. Leerlo es reconocer un problema colectivo que podemos superar desde el plano de la resiliencia, la reinvención, el sentido común, la cultura y la lógica racional. Valores que refrendan un gentilicio.

Francisco Toro Ramírez, además de sonidista y gerente de una empresa de diseño, es surfista de larga data. La foto que compartimos sobre él, en el encabezado del artículo, corresponde a su evolución como deportista extremo en México.

Emigrar por circunstancias que te obligan a hacerlo es un proceso complejo; llevas una carga emocional a cuestas; y por encima de cualquier consideración, es algo que cada quien metaboliza según sus condiciones particulares.

Los venezolanos transitamos por un proceso de luto, tanto los que han decidido quedarse como los que nos hemos asentado en otras tierras. No encuentro entonces una discusión más estéril y necia que aquella que pretende hacer diferencias.

Somos por igual una comunidad hecha añicos, aceptémoslo.

Yo admiro a las personas que han decidido quedarse con plena convicción. A esos testarudos “little platoons” que resisten una tras otra las arremetidas de la mafia comunista. Y de esa oposición mediocre y corrupta.

Son los que mediante el reclamo y la protesta, la creación y el trabajo honesto se han convertido en la verdadera vanguardia, un último foco de vida y esperanza.

También siento un profundo repudio por esa clase de nuevos ricos bananeros, y de sus aprendices; que no han visto otra cosa que la inmoralidad como forma de vida. Esos mismos que se revuelcan alrededor del nuevo tótem de la barbarie y el mal gusto: el Hotel Humboldt.

Víctimas bobas del chavismo.

Desde hace algunos años pero con particular ímpetu a partir del 2020, he vuelto a estudiar la historia de Venezuela. Es una tarea para toda la vida. Comenzar a reflexionar sobre nosotros, a entender por qué nos pasó lo que nos pasó.

Comprender la debacle de nuestro hogar requiere una profunda revisión. Para en definitiva poder rescatar todo aquello que lo merezca, y para desechar todo lo que nos ha sumido en este basurero histórico.

Si no indagamos, y nos obsesionamos con nuestra historia, no habrá entonces lección que aprender, y costará mucho levantarnos de la postración.

Producido y editado por Sergio Monsalve, Director Editorial de Globomiami.

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