El fallecido líder cubano Fidel Castro y el huracán María que devastó Puerto Rico son los dos fantasmas invocados por el presidente estadounidense, Donald Trump, y su contrincante demócrata, Joe Biden, cuando vienen a Florida en busca del voto latino.
El peso electoral de los cubanos de Florida, mayoritariamente republicanos y furiosos anticastristas, ha sido incontestado desde hace décadas.
Pero esta realidad puede haber cambiado durante la gestión de Trump. Tras la crisis financiera de Puerto Rico, sumada al desastre del huracán María, decenas de miles de puertorriqueños migraron a este estado del sureste y modificaron su demografía.
Por ejemplo Krizia López-Arce se trasladó a Orlando, en el centro de Florida, un mes después del golpe de María el 20 septiembre de 2017, porque la prolongada falta de electricidad y de señal telefónica hacían de Puerto Rico un lugar invivible.
“Era horrible, era como si hubiese implosionado la isla, como en ‘Walking Dead'”, recuerda la mujer de 33 años. “Y me vine para acá con dos maletas”.
Según Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida (FIU), “hay en este momento alrededor de un millón de votantes puertorriqueños inscritos, más o menos la misma cantidad que la de cubanos”.
Por esto, en las elecciones del 3 de noviembre, habrá una carta nueva sobre la mesa: los puertorriqueños no perdonan a Trump su respuesta al huracán, cuyas consecuencias causaron la muerte a casi 3.000 personas.
Muchos recuerdan la imagen del presidente lanzando rollos de papel de cocina a los puertorriqueños sumidos en el peor desastre de su historia. Llegó incluso a considerar la idea vender la isla de tres millones de estadounidenses.
“Me dolía que él invalidara la situación. Uno decía: ¿Pero ellos están en el mismo lugar que yo estoy? Porque lo que yo veo está bien feo”, dice López-Arce a la AFP.
Tres años después, los demócratas buscan mantener fresco ese recuerdo. Este martes, Biden visitó Kissimmee, un bastión de la comunidad puertorriqueña próximo a Orlando, en un evento donde participaron los boricuas Ricky Martin y Luis Fonsi.
Allí Biden manifestó su apoyo por la “estadidad” -convertir a la isla en el estado 51, en lugar de un territorio- como “el medio más eficaz de asegurar que los residentes de Puerto Rico sean tratados por igual”.
Una enorme pancarta recibe a los visitantes en Kissimmee con la foto de Trump lanzando el papel y la leyenda: “Prohibido olvidar”.
Sin embargo, la cuestión es “si están suficientemente enojados para votar”, dice Randy Pestana, experto en política electoral de la FIU.
Este viernes, el gobierno federal adjudicó 13.000 millones de dólares para la recuperación de Puerto Rico, en una inyección de dinero que llegó tres años tarde, según acusó el congresista demócrata Darren Soto, que representa el centro de Florida.
Venezolanos, los nuevos cubanos
Mientras tanto, en Miami, el apoyo de los cubanos al presidente ha aumentado respecto a 2016.
Una encuesta de NBC News/Marist mostró que, si bien Trump y Biden están técnicamente empatados en Florida, el primero tiene una leve ventaja sobre el segundo entre los latinos (50-46), debido al fuerte apoyo de los cubanos.
Durante su gestión, Trump conquistó a cubanos y venezolanos con su dura retórica contra los gobiernos de izquierda de la región.
Los venezolanos no son muchos, pero se hacen escuchar y su causa repercute en los cubanos, que se sienten identificados con ellos.
“Los republicanos tienen una estrategia muy hábil que consiste en convertir a los venezolanos en los nuevos cubanos”, dice Pestana.
Por ejemplo, el domingo Trump agradeció el apoyo de los veteranos cubanos que intentaron tumbar a Castro en Bahía de Cochinos en 1961 y, en julio, prometió de nuevo “luchar” por Venezuela en un acto en Miami.
Para contrarrestar esta retórica, el multimillonario Michael Bloomberg, quien perdió la nominación Demócrata, anunció el domingo que donará 100 millones de dólares a la campaña de Biden en Florida.
“Aquí sí tiene peso esa idea de la campaña de Trump de que Biden y los demócratas representan al socialismo”, dice Duany. “Esa estrategia tiene cierta resonancia y los demócratas están tratando de desmentirlo”.
En cambio, en el resto del país, los latinos son sobre todo mexicanos y centroamericanos para quienes los temas migratorios son una de las principales motivaciones políticas.
A nivel nacional, el 66% de los hispanos tienen una opinión desfavorable de Trump, según Latino Decisions. Y, en noviembre, serán por primera vez el mayor grupo étnico del electorado al representar 13% de los votantes.
Pero la decisión de Florida es crucial. Con 14 millones de electores, es el mayor de los estados llamados pendulares. Y los latinos en este estado son los que tienen la posibilidad de inclinar la balanza.
Fuente: AFP