En un mercado bullicioso del centro de Jartum, los sudaneses estaban exultantes el lunes por la decisión de Estados Unidos de sacar al país de la lista negra de Estados que apoyan el terrorismo. Y es que llega el optimismo después de décadas de aislamiento.
“Trae mucha esperanza”, afirma Suha Anas, una estudiante de medicina de 21 años, vestida con una abaya negra, mientras degusta un pastel tradicional.
Según ella, la decisión de Estados Unidos tendrá múltiples impactos en la vida de la gente pero también en la percepción del resto del mundo sobre sus conciudadanos.
“Creo que, de ahora en adelante, la gente ya no me considerará una terrorista (…) Eso demuestra que somos un país pacífico, que no nos gustan los conflictos”, declaró a la AFP en un inglés perfecto.
Durante tres décadas, Estados Unidos ha desterrado a Sudán acusándolo de albergar “organizaciones terroristas”, sobre todo la red Al Qaida, cuyo líder Osama bin Laden estuvo en el país en los años 1990.
Sudán estaba entonces dirigido por el autócrata Omar al Bashir, derrocado tras 30 años en el poder en abril de 2019 bajo la presión de un movimiento de protesta sin precedentes, desatado después de que el precio del pan se disparara.
La decisión del lunes abre el camino a la concesión de ayuda, pero también al aligeramiento de una deuda de 60.000 millones de dólares (49.500 millones de euros).
Y favorecerá la inversión extranjera en un país que atraviesa una transición política difícil y se enfrenta a una grave crisis económica, agravada por la pandemia de covid-19.
“La causa de nuestro sufrimiento”
“Esta noticia hace que todos se sientan felices”, declara a la AFP con una sonrisa Ferial Ali Mohamad, una funcionaria jubilada, con las manos cubiertas de tatuajes de henna.
El aislamiento es la principal “causa de los problemas económicos que sufrimos.
Si no estuviéramos proscritos, la economía no estaría en este estado”, afirma.
El país registra un alto desempleo y una inflación galopante, con una tasa interanual del 254% en noviembre.
Señal del optimismo generalizado, el lunes el valor de la libra sudanesa, que normalmente se desploma, subió respecto al dólar. El billete verde cotizaba a 240 libras sudanesas contra las 250 de la víspera.
La decisión estadounidense atraerá “inversiones”, estima Ali Adam Hamed Abuna, un periodista deportivo de 54 años de paso por el mercado Souq al Arabi, en el corazón de la capital.
“Muchas empresas estadounidenses y de otras nacionalidades que no podían operar aquí ahora podrán hacerlo, y la economía sudanesa se beneficiará”, dijo. Antes, cualquier negocio con relaciones comerciales con Sudán se exponía a sanciones de Estados Unidos.
“Sufríamos porque estábamos cerrados al resto del mundo. Necesitamos el mundo exterior, necesitamos experiencia extranjera, necesitamos divisas”, agrega.
Ali también cree que una economía globalizada más dinámica ayudará a reducir la corrupción y el mercado negro, que empobrecen a los sudaneses.
“Creo que esto contribuirá a hacer bajar el precio del dólar y por lo tanto debilitará el contrabando”, deduce.
Al Bushari Musa, un ingeniero mecánico de 48 años, es más prudente y ve la decisión de Estados Unidos como el comienzo de un largo proceso.
“Por supuesto, me alegro como todos los sudaneses (…) Pero mi punto de vista es diferente. Creo que la recuperación económica depende ante todo del pueblo sudanés”, opina, sin por ello dejar de ser optimista: “Ahora tenemos una oportunidad en nuestras manos”.
Fuente: AFP