A sus 32 años y con 11 temporadas en Grandes Ligas, Eduardo Escobar viene de vivir lo que él mismo describe como uno de los mejores momentos de su vida, su primer Juego de Estrellas.
Ahora, en la segunda mitad de la última campaña de su contrato de tres años y US$21 millones con los Diamondbacks, el infielder venezolano no sabe si de repente cambiará de uniforme de aquí al 30 de julio.
“Ésa es una cosa que no controlo”, dijo Escobar esta semana en el marco del Clásico de Media Temporada en Denver. “Lo que sigo controlando es jugar el béisbol duro, poner los números y bueno, ya decidirá el equipo cuál va a ser el momento de cambiarme o no”.
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La cotización de Escobar tiene mucho sentido. Por mucho, el veterano ha sido el bateador más productivo de Arizona, que a nivel colectivo ha tenido una temporada para el olvido al llegar al sábado con la peor marca de Grandes Ligas. Un bateador ambidextro capaz de jugar a un nivel sólido tanto en la antesala como la intermedia, “El de La Pica” ha conectado 20 jonrones con 60 empujadas en 89 partidos del 2021, señala un reporte de David Venn en LasMayores.com.
Dicha versatilidad lo hace bien atractivo para múltiples equipos contendientes. De hecho, ante la lesión de su segunda base Nick Madrigal, los Medias Blancas parecían estar cerca de adquirir a Escobar el mes pasado, según múltiples informes. Los Mets, Cerveceros y los mismos Patipálidos podrían ser destinos lógicos para el jugador del cuadro. Y por supuesto, los Diamondbacks ya están dispuestos a desprenderse de sus veteranos, dada su posición en la tabla y el hecho de que ya canjearon el viernes al receptor Stephen Vogt a los Bravos.
Escobar: Misión cumplida en Colorado
En medio de los tantos rumores, Escobar se aseguró de disfrutar al máximo su participación en el Juego de Estrellas. En múltiples ocasiones, el venezolano reveló cómo le salieron las lágrimas cuando supo que había sido elegido como el único representante de los Diamondbacks en el equipo de la Liga Nacional.
El viernes, reflexionó sobre lo vivido en el Coors Field. “Fue un momento demasiado inolvidable para mí”, dijo Escobar, quien estuvo acompañado por su esposa y sus hijos en Denver. “No tengo palabras para decir lo feliz, lo contento que me siento de haber jugado en el Juego de Estrellas, con tantas estrellas al lado mío”.
“Para que él diga que estaba nervioso después de 11 años (en Grandes Ligas), uno sabe que estaba en una compañía élite”, dijo el manager de los Diamondbacks, Torey Lovullo. “Y hay buen motivo de eso: Es un All-Star. Era merecedor de esa sensación. Lo disfrutó todo, desde el principio hasta el último segundo”.
Ahora sólo queda ver cuál será el último segundo de Escobar con el equipo del desierto, que lo firmó a ese pacto de tres años tras adquirirlo desde los Mellizos en medio de la campaña del 2018.
“La verdad es que no sé”, dijo Escobar al respecto. “Lo que sí sé es que voy a seguir jugando el béisbol 100% duro, no importan las circunstancias del equipo. Voy a seguir jugando y representando al equipo de Arizona, dando lo mejor de mí en el terreno”.