sábado, julio 6, 2024
sábado, julio 6, 2024

¿Es cierto que el estrés provoca hipertensión?

El estrés puede causar una breve subida repentina de la presión arterial. Sin embargo, los investigadores no están seguros de si el estrés puede elevar la presión arterial a largo plazo.

Los expertos saben que hacer ejercicio de 3 a 5 veces por semana durante 30 minutos puede reducir el estrés. En el caso de las personas con presión arterial alta, hacer actividades que ayuden a controlar el estrés y mejorar la salud puede ayudar a reducir la presión arterial.

La conmemoración del Día Mundial de la Hipertensión, el 17 de mayo, es un buen momento para repasar la gravedad de este problema y, sobre todo, incidir en su prevención y tratamiento.

“En las consultas de hipertensión tenemos todos los días pacientes que, o bien inician su camino en la hipertensión, o bien se descontrolan siendo ya hipertensos; son los dos grandes peligros del estrés”, dijo José Antonio García Donaire, presidente de la Sociedad Española de Hipertensión y nefrólogo de la Unidad de Hipertensión del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid a CuídatePlus.

Y agrega: “El estrés eleva la tensión arterial a través de mecanismos complejos que tienen que ver con el sistema nervioso simpático y parasimpático”.

Asimismo destaca que hasta los 50 años incide sobre la tensión diastólica (la mínima) y, a partir de esa edad, “sobre las dos, pero fundamentalmente la sistólica, que es con diferencia la más peligrosa de cara al desarrollo de eventos cardiovasculares como ictus, infartos o insuficiencia renal”. 

Reacción al estrés

Cuando está bajo estrés, el cuerpo libera una oleada de hormonas. Estas hacen que el corazón lata más rápido y que los vasos sanguíneos se estrechen, lo que aumenta temporalmente la presión arterial.

No hay pruebas de que el estrés por sí solo cause presión arterial alta a largo plazo. Sin embargo, reaccionar al estrés de manera poco saludable puede aumentar la presión arterial y el riesgo de ataque cardíaco o de accidente cerebrovascular. Estas son algunas de las conductas relacionadas con una presión arterial más alta:

  • Consumir alcohol o cafeína de forma excesiva.
  • Comer alimentos poco saludables.
  • Comer demasiado.
  • No moverse lo suficiente.

Las enfermedades cardíacas también pueden estar asociadas a ciertas afecciones relacionadas con el estrés, como las siguientes:

  • Ansiedad
  • Depresión
  • Distanciamiento de los amigos y la familia

“Es una circunstancia que maneja un sistema nervioso que se llama sistema nervioso simpático y que constituye un mecanismo de supervivencia ancestral que tiene la especie humana y, en general, todos los mamíferos”, resume Vicente Pallarés, coordinador del Grupo de Trabajo de Hipertensión Arterial de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).

El estrés es en definitiva, es “la capacidad de respuesta ante situaciones inesperadas”. Lo necesitamos para poner en marcha mecanismos que garanticen que la respuesta sea rápida y se concentre la energía en la atención cerebral: aumento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, disminución de la motilidad intestinal, vasoconstricción (estrechamiento de los vasos sanguíneos) periférica… De esta manera, podemos centrar toda nuestra atención en realizar correctamente un examen, hacer una entrevista de trabajo o hacer ejercicio físico intenso. Este sería el estrés bueno.

En condiciones normales, una vez finalizada esa actividad que requiere un mayor esfuerzo mental o físico, “hay un mecanismo de retroceso que pone en marcha otro sistema nervioso, que se llama parasimpático, que regula a la inversa el mecanismo del sistema nervioso simpático”, resume Pallarés. De este modo, la tensión arterial, la frecuencia cardíaca, etc. recuperan sus valores normales. 

El estrés se convierte en malo cuando se dan “situaciones persistentes, día tras día, que no gestionamos bien y que hiperactivan el sistema nervioso simpático”. Las mediadoras de esa hiperactivación permanente son las hormonas asociadas al estrés, entre las que destacan el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina. 

A todo lo anterior hay que añadir la influencia de la genética: hay personas cuyos genes les hacen más vulnerables a la hipertensión. Lo que hace el estrés es actuar como detonante de esa predisposición. De ahí que no todas las personas desarrollen hipertensión ante una situación de estrés más o menos permanente.

Alerta: la hipertensión, un problema creciente

El estrés es uno de los motores que impulsan la hipertensión, pero hay más. Estos son los más destacados:

  • Edad avanzada.
     
  • Causas genéticas.
     
  • Sobrepeso u obesidad.
     
  • Falta de actividad física.
     
  • Comer con mucha sal.
     
  • Beber demasiado alcohol.

Los expertos consultados por CuídatePlus alertan del avance inexorable de la hipertensión y sus consecuencias. “Cada la vemos en edades más tempranas y su prevalencia está aumentando muchísimo”, apunta Pallarés. Se estima que en España afecta a entre el 33 y el 43% de la población adulta mayor de 18 años, lo que equivaldría a unos 16,5 millones de españoles. 

“Es la patología más prevalente -con muchísima diferencia- y, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la primera causa de muerte, discapacidad severa y gasto sanitario en el mundo”, agrega García Donaire. Esto es así porque la hipertensión fomenta la arteriosclerosis (endurecimiento y rigidez de las arterias), la insuficiencia renal, enfermedades del corazón (ictus, insuficiencia cardiaca), ictus, retinopatía hipertensiva (que puede causar pérdida de visión) o problemas respiratorios como la apnea del sueño, entre otras patologías.

Recomendaciones

A pesar de que las personas con mucho estrés y presión arterial alta suelen disminuir su presión arterial cuando controlan el estrés, es posible que esto no suceda con todas las personas. Sin embargo, controlar el estrés puede ayudar a mejorar la salud de otras maneras. Aprender cómo controlar el estrés puede llevar a cambios de comportamiento saludables, incluidos aquellos que reducen la presión arterial.

Estas son algunas maneras de controlar el estrés:

  • Ajusta tu horario. Si tienes mucho que hacer, mira tu calendario y las listas de tareas. Pide ayuda a otras personas para que hagan algunas tareas. Programa menos tiempo para las actividades que no son importantes para ti. No hagas cosas que no quieres hacer.
  • Respira para relajarte. Hacer respiraciones profundas y lentas puede ayudar a relajarte.
  • Haz ejercicio con regularidad. La actividad física alivia el estrés. Pide al proveedor de atención médica que te dé su aprobación antes de empezar con un programa de ejercicios. Esto es aún más importante para las personas con presión arterial alta.
  • Prueba el yoga y la meditación. El yoga y la meditación te ayudan a relajarte.
  • Duerme lo suficiente. La falta de sueño puede hacer que los problemas parezcan peores de lo que son.
  • Cambia tu perspectiva hacia los problemas. Al intentar resolver problemas, acepta cómo te sientes con respecto a una situación, y luego busca formas de solucionarla.

Aprende lo que funciona para ti. Debes estar dispuesto a probar cosas nuevas. Obtén beneficios para la salud, lo que puede incluir reducir la presión arterial.

Lo último