La desaparición del comerciante Edward Velásquez Fernández en manos de efectivos de la FAES apenas asoma el rostro de lo que el Frankenstein construido por Nicolás Maduro es capaz de hacer, sin lealtad alguna a su creador. La Fuerza de Acciones Especiales ha atacado al entorno presidencial, haciendo honor a su inspiración: el crimen ejecutado con impunidad para su provecho y sin lealtades.
Velásquez Fernández, próspero contratista de organismos del Estado, había cobrado cuatro días antes de su desaparición por lo menos un millón de dólares en el Fonden, organismo que preside Laura Carolina Guerra Angulo, cuñada de Maduro y en consecuencia tía de Nicolás Maduro Guerra, alias Nicolasito. El cobro de las facturas fue en efectivo tal como lo hacen los contratistas de confianza del régimen. Así lo hacía Alex Saab, por ejemplo.
Velásquez Fernández de 40 años, amigo de Nicolasito y Delcy Rodríguez entre otros, operaba como proveedor de equipos médicos a través de dos empresas, Brandon Corp y Medio Suplies SL. Trascendió que acababa de firmar un contrato millonario con el IVSS. Su relación con la élite del régimen se extendía a miembros de su familia. Su primo Atahualpa Fernández Alburú bautizado como “el zar de las telas” o “el empresario de los morrales de Chávez”, ha construido su fortuna sobre una variedad de negocios que pasan por proyectos textiles -proveedor de los morrales repartidos en la campaña presidencial de Maduro en 2013- hasta embotellador de agua mineral desde Fuerte Tiuna. Amigo de la élite de la FANB, es particularmente cercano a Vladimir Padrino López y Remigio Ceballos del Comando Estratégico Operacional.
El 12 de noviembre pasado Velásquez Fernández fue seguido hasta su casa en Campo Alegre por tres vehículos en un operativo inocultablemente policial. En principio se manejó la hipótesis de secuestro, pero ante la ausencia de solicitud de rescate, los investigadores dan peso al homicidio. Videos prueban que sujetos identificados de la FAES ingresaron a su domicilio donde vaciaron la caja de seguridad y se llevaron al empresario a lugar desconocido. Su carro apareció quemado.
Fuentes de inteligencia indican que en el crimen están involucrados colectivos del 23 de Enero y efectivos de la FAES.
¿Tan seguros se sienten los miembros de este grupo de exterminio que son capaces de actuar contra amigos de la familia Maduro y cercanos de la cúpula militar? Todo indica que sí. Solo depende de quien pague. Y con el contenido de la caja de seguridad cobraron bastante.
Debe destacarse que, en el entorno del dictador, especialmente en el área financiera, la pelea es a muerte. Resalta sin duda, la expansión del poder del hijo de Maduro quien aspira a ser diputado en el fraude planteado para el 6 de diciembre. Nicolasito se apalanca para sus operaciones en los hermanos Santiago y Ricardo Morón, dos sujetos sancionados -junto a él mismo- por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Adelantándose a dicha sanción habrían intentado antes, negociar con Estados Unidos ofreciendo la cabeza de Alex Saab. Esa vez nada sucedió.
Los Morón controlan los negocios con el oro y el coltán y en su ansiada expansión, habrían decidido también quitarse de encima a Simón Zerpa otrora hombre fuerte de las finanzas del régimen. El detonante fueron retrasos en pagos a la empresa CCS Investments, registrada en Eslovaquia a nombre de Ricardo Morón y su esposa Zuzana Melicherova. Los Morón habrían ideado que la mejor manera de quitarse de encima a Zerpa era convertirlo en sospechoso de haber delatado a Alex Saab (lo que ellos mismos habían intentado) informando de su ruta y la respectiva parada en Cabo Verde. En adición, se cargaron también al padre, Iván Antonio Zerpa Guerrero, quien era embajador en China, territorio ansiado de negocios. Allí fue colocado Félix Plasencia, hombre de Delcy Rodríguez, quien no estuvo excluida de tan ambiciosa operación y ocupó la silla de Zerpa en la vicepresidencia de Finanzas.
El plan se habría fraguado en la vicepresidencia de la República donde Nicolasito despacha desde 2017.
Según fuentes de Palacio, Maduro habría ignorado lo que se fraguaba, pero una vez hecho realidad, comprendió que sus acciones y el motor financiero no se verían afectados con la prisión de Alex Saab porque los aliados claves tienen en Tareck El Aissami un hombre efectivo. En efecto, lo único que les preocupa -y mucho- sobre Alex Saab es que terminará revelando los detalles del complejo entramado de los negocios de Maduro.
Este es el contexto de Nicolasito en plena campaña electoral. A su lado, los hermanos Morón se retratan repartiendo bolsas de comida en el estado Vargas. Negocio que antes manejaba Saab.