La Destilería Glenturret, la más antigua güisquería de Escocia, fundada en 1763, ha sobrevivido a dos guerras mundiales, la prohibición y la gran depresión, pero la suma de aranceles estadounidense, brexit y pandemia la llevó a uno de los periodos más difíciles de su historia.
Popular lugar de visita para los amantes del whisky, ahora la destilería, extrañamente tranquila desde que cerró al público debido al confinamiento contra el coronavirus, vive solo al son que marcan el cercano río Turret y el rodar de las barricas de roble.
Las restricciones debidas a la pandemia provocaron una reducción de las ventas de whisky en los pubs, los restaurantes y las tiendas de los aeropuertos.
Pero el daño mayor lo están causando los aranceles de 25% impuestos al whisky por Estados Unidos desde octubre de 2019 y la actual ralentización de las exportaciones a Europa tras el Brexit, dice a la AFP su director general, John Laurie.
“Son tiempos muy difíciles para nosotros”, subraya. “El covid está afectando al turismo, el Brexit ha perjudicado a las exportaciones y los aranceles sobre el whisky escocés en Estados Unidos han creado realmente problemas”, enumera.
La salida del Reino Unido de la Unión Europea, cuyos efectos plenos se dejaron sentir una vez finalizado el periodo de transición el 31 de diciembre de 2020, ha supuesto un aumento de los trámites necesarios para exportar al continente.
En su página web, la destilería advierte que ha suspendido las entregas a la UE y que está intentando resolver estos problemas.
“Tenemos una fuerte demanda en Europa y queremos intentar satisfacerla, y querer es poder así que encontraremos la manera de superar este difícil periodo”, asegura Laurie.
Los problemas a los que se enfrenta Glenturret son representativos de los que sufre toda la industria del whisky escocés.
Según afirmó en febrero la Scotch Whisky Association (SWA), las exportaciones mundiales de whisky escocés cayeron en más de 1.100 millones de libras (1.500 millones de dólares, 1.300 millones de euros) a 3.800 millones de libras en 2020.
Las exportaciones de Escocia a la UE se redujeron más de un 15 %, hasta los 1.250 millones de libras en 2020. Y eso sin contar con el impacto, aún no medido, de los efectos del Brexit que se sientan tras el final del periodo de transición.
LEA TAMBIÉN: Venezuela perderá el tren del alza de precios del crudo en 2021 (+Infografía)
Industria resistente en Escocia
Los aranceles estadounidenses fueron impuestos en el contexto de una disputa comercial entre la UE y Estados Unidos sobre las subvenciones a los fabricantes de aviones europeo Airbus y estadounidense Boeing.
Antes de la imposición de estos aranceles punitivos, el mercado estadounidense de whisky escocés estaba valorado en 1.060 millones de libras. Para el año 2020 se había reducido casi un tercio, hasta 729 millones de libras.
En opinión de la directora ejecutiva de la SWA, Karen Betts, estas cifras son “un sombrío recordatorio” de los retos a los que se enfrenta la industria del whisky escocés, que emplea directamente a unas 10.000 personas.
“El sector perdió 10 años de crecimiento en 2020 y tardará en recuperar una posición fuerte”, advirtió tras conocerse las cifras del sector en febrero.
La SWA lamenta la “intransigencia” de los dirigentes británicos, europeos y estadounidenses que llevó a la imposición de aranceles y les pide que pongan fin a una guerra comercial con la que la industria del whisky en Escocia “no tiene nada que ver”.
Atrapada en esta difícil situación, la destilería Glenturret intenta inspirarse en su pasado para superar la crisis.
“Pasamos por la prohibición en Estados Unidos, las guerras, hemos pasado por muchas situaciones diferentes en nuestra economía global y aun así hemos sobrevivido”, recuerda Laurie, en un tono optimista.
“Nuestra industria (en Escocia) es increíblemente antigua y resistente, y tenemos la suerte de contar con un producto que la gente de todo el mundo aprecia, así que, aunque es un momento extremadamente difícil, sabemos que vamos a salir adelante”, asegura.
Fuente: AFP / Stuart GRAHAM