Por supuesto, no sé cuál es el resultado final ni la verdad del proceso electoral peruano y desde luego apoyo a la señora Fujimori, no por ser de derecha o demócrata sino por ser hija del presidente Fujimori que machacó con todo a las guerrillas de Sendero Luminoso que asolaban al Perú, y costaron 40 mil muertos y exaltaban la figura de José Carlos Mariategui, que es como decir el primer comunista uña en el rabo y ñangara de América Latina, quien polemizó duro con Víctor Raúl Haya de la Torre, que es como decir el primer socialdemócrata de América Latina e inspirador del presidente Betancourt.
La polémica fue un reflejo de la división de la Segunda Internacional Socialista entre ñangaras y socialdemócratas, pero Mariátegui era tan torpe que creía que las vanguardias históricas del arte a comienzos del siglo XX eran la prueba fehaciente de las contradicciones del capitalismo derrotado y a punto de fenecer en 1924.
Lo que me asombra es que haya gente que no comprenda el éxito electoral de algunos socialistas como el señor castillo, que parece un peón andino con bocio y que me recuerda a Rafael Montaño por el vestuario. Ayer lo vi en una entrevista y es ignorante con dos bolas, de esos que carece de ideas pero está lleno de opiniones.
Decir quién gano es una necedad porque todo el mundo jalará la brasa para su sardina, pero sea cual sea el resultado el panorama será igual de negro para mis queridos amigos peruanos, y pone en evidencia, que si dejan que el conflicto siga, la única salida viable es el regreso a un gobierno militar producto de la incompetencia política de los civiles que dejaron que se desbordarán las pasiones y no encontraron el modo de recoger los odios instigados por unos y otros.
Presumo que alguien propondrá la liberación del asesino Abimael Guzmán y del ex presidente Fujimori para intentar un diálogo imposible. Sea cual sea el resultado, el que gane no podrá cobrar su victoria y el que pierda intentará sabotear el gobierno del otro.
Lo que sí sospecho es que los militares peruanos actuarán mejor que los venezolanos, más comprometidos con la patria, además tienen una larga tradición de disciplina y respeto a la jerarquía enseñada en Chorrillos, de donde salieron varios líderes militares como aquí el presidente Pérez Jiménez.
Lo malo es que siempre hay los insensatos que se sienten salvadores de la patria como aquél tristemente recordado de Velasco.
Por otro lado está la variante narco dentro de la sociedad peruana, pero de eso no opino pues soy ignorante de toda ignorancia. He ido un par de veces a Perú y es una sociedad muy distinta a la venezolana con una estratificación social mucha más radical que la nuestra y allá se ve que la distancia entre la ciudad y el campo es mucho mayor, y el resultado electoral es prueba de ello.
Los sectores rurales siempre son más conservadores que los urbanos y el hecho de la victoria de castillo en el campo es prueba de esa realidad. Sin duda ésta historia está en pleno desarrollo y ojalá predominara la sensatez política, pero lo dudo.
Cuando uno ve esta situación se da cuenta de lo bueno que eran nuestros adequitos y copeyanitos de la época pasada.
Asimismo, gane quien gane, pronto desencantará a sus seguidores y entrará en una crisis política y triunfará aquella frase famosa del Mayo Francés: El sistema se hunde, haz peso.