Carolina del Sur se convirtió en el último estado en prohibir las intervenciones hormonales y quirúrgicas de transición de género para menores. El gobernador republicano Henry McMaster firmó una nueva ley el martes que prohíbe los tratamientos de reasignación de género para menores de edad. El documento obliga a los maestros a informar a los padres si sus hijos desean usar un nombre o pronombres diferentes a los asignados al nacer.
McMaster aseguró en redes sociales que esta legislación “protege a los niños” de “procedimientos irreversibles de transición de género y prohíbe que se utilicen fondos públicos para ello”.
La legislación también prohíbe el financiamiento por parte del estado federal, como por ejemplo del programa Medicaid y otros, para dichos tratamientos y organizaciones que lo faciliten.
El proyecto ingresó por el Senado estatal que le dio media sanción el pasado 2 de mayo por un resultado de 27 votos a favor frente a 8 votos en contra, y luego la Cámara Baja del estado sureño hizo lo propio en una votación resultante en 67 votos a favor frente a 26 votos en contra, convirtiéndose en el vigesimoquinto estado en penalizar dichas prácticas.
Cualquier persona de la comunidad médica que infrinja lo dictaminado por la legislación aprobada recientemente estará sujeta en primer instancia a la quita de su licencia médica por parte de la junta correspondiente y a un proceso legal, que peude terminar en multas o prisión.
Por su parte, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) condenó en un comunicado al gobernador republicano. “De un plumazo, ha optado por colocar la voluntad de los políticos en las decisiones sanitarias, pisotear las libertades de los menores trans… y negar los derechos de los padres de menores trans”, advirtió Jace Woodrum, director de la ACLU de Carolina del Sur.
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La Asociación de Médicos Estadounidenses (AMA) y la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) avalan estos tratamientos y defienden que son necesarios para la salud mental de los jóvenes trans, dado que estos sufren altas tasas de depresión, ansiedad e incluso suicidio por no identificarse con su sexo biológico.