El primer ministro británico, Boris Johnson, amenazó este sábado con suspender el acuerdo del brexit en Irlanda del Norte, pese a los llamados de los europeos a cumplirlo, echando un jarro de agua fría a la pretendida unidad del G7.
“Si se sigue aplicando de esta manera el protocolo, no dudaremos en invocar el artículo 16” del acuerdo sobre Irlanda del Norte, que permite suspender ciertas disposiciones, dijo Johnson en Sky News.
Las disposiciones especiales para esta región británica, fronteriza con la República de Irlanda -país de la Unión Europea (UE)- dificultan la llegada de productos desde el resto del Reino Unido y centran la enésima disputa entre Londres y sus exsocios.
El gobierno de Johnson, al igual que los unionistas norirlandeses fuertemente apegados a su pertenencia a la corona británica, afirma que estas ponen en peligro la integridad y la soberanía del país.
Pero los europeos consideran que debería haberlo pensado antes de firmar el llamado “protocolo de Irlanda del Norte” –tantas veces rechazado por su predecesora Theresa May– en el marco del acuerdo del brexit y ahora debe cumplir con lo acordado y ratificado.
Tras una reunión con el primer ministro británico, el presidente francés, Emmanuel Macron, se mostró dispuesto a “resetear” la maltrecha relación franco-británica, pero subrayó que eso exige “que los británicos respeten la palabra dada a los europeos”.
Los dirigentes de la Comisión y del Consejo europeos, Ursula von der Leyen y Charles Michel, agregaron además en Twitter que las medidas acordadas para Irlanda del Norte “preservan” la paz en la región al evitar el regreso de una frontera dura con la República de Irlanda.
En un aparente intento por destensar la situación, la canciller alemana, Angela Merkel, aseguró desde la cumbre del G7 en Carbis Bay (suroeste de Inglaterra) que pidió a Johnson una “solución pragmática”.
Desde el brexit, la difícil cuestión de Irlanda del Norte ha envenenado las relaciones entre ambas partes.
Las disposiciones especiales que mantienen a la región dentro de la unión aduanera europea y el mercado único, y complican los suministros procedentes del resto del Reino Unido, han provocado también fuertes tensiones en la zona.
Y se teme que los violentos disturbios intercomunitarios registrados en abril se repitan durante las marchas unionistas de julio.
El jueves por la noche, 3.000 personas se manifestaron en Belfast a pesar de las restricciones sanitarias contra el coronavirus, según la policía local.
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“Pragmatismo y concesiones” en brexit
En los últimos días, las tensiones se cristalizaron en torno a las importaciones de carne refrigerada, descritas por la prensa británica como una “guerra de las salchichas”, a medida que se acerca el final de un periodo de gracia para los controles aduaneros.
Johnson pidió también a los europeos “pragmatismo y concesiones” en la aplicación del denominado “protocolo norirlandés”. Y se mostró partidario de encontrar “soluciones prácticas” para “minimizar” su impacto en la vida de los norirlandeses, preservando al mismo tiempo el proceso de paz.
El acuerdo del Viernes Santo puso fin en 1998 a tres décadas de sangriento conflicto entre partidarios (unionistas protestantes) y opositores (republicanos católicos) a la permanencia en la corona británica.
Londres acusa a Bruselas de adoptar un “enfoque demasiado purista” en la aplicación de las disposiciones aduaneras, y la UE ha señalado que no dudará en tomar represalias con aranceles específicos ante los intentos de modificar de forma unitateral lo que fue acordado.
El miércoles, altos responsables de Londres y Bruselas se reunieron en la capital británica para tratar el tema, pero sin resultados.
Orgulloso de su ascendencia irlandesa, el presidente estadounidense, Joe Biden, también reafirmó su compromiso con el protocolo, que, según dijo, garantizará la paz.
Fuente: AFP