Este martes concluyó la historia del senador de origen cubano Bob Menéndez en el Congreso. Este 20 de agosto se hace efectiva su renuncia presentada después de ser declarado culpable de 16 cargos de corrupción y soborno.

Menendez anunció el mes pasado que dimitiría, en una carta dirigida al gobernador del estado, el demócrata Phil Murphy, quien aseguró el viernes que iba a nombrar a un antiguo funcionario para tomar su lugar.

George Helmy sucederá a Menendez hasta que se certifiquen los resultados de las elecciones de noviembre para su escaño en el Senado a finales de mes, dijo el gobernador. En ese momento, Murphy indicó que Helmy dimitirá y nombrará al ganador de las elecciones para el escaño.

Menéndez tiene previsto apelar su condena y sus abogados presentaron una moción de 30 páginas pidiendo a la corte que anule el veredicto de culpabilidad argumentando que no hay evidencia fuerte que compruebe la acusación.

Entre los argumentos citados por el abogado de Menéndez se encuentran que el tribunal debería anular las condenas por soborno porque los fiscales no pudieron probar ninguno de los elementos del supuesto quid pro quo; el gobierno no pudo demostrar competencia en 16 cargos de condena; las pruebas eran insuficientes para condenarlo por los cargos de agente extranjero; y las pruebas fueron insuficientes para condenar a Menéndez por los cargos de obstrucción de la justicia.

Los coacusados ​​de Menéndez, Wael Hana y Fred Daibes, presentaron mociones similares.

“Este procesamiento del Senador Menéndez no tuvo precedentes y fue de alto perfil. Si se sostienen sobre una base de evidencia tan sorprendentemente insuficiente, estas condenas constituirán una ley terrible y peligrosa. Todas las condenas del Senador Menéndez deben ser revocadas”, dice en parte la moción. .

El documento de 52 páginas continúa: “El gobierno dijo que procesaría al senador Menéndez por sus supuestos acuerdos para vender actos oficiales a cambio de sobornos. Pero a pesar de un juicio de 10 semanas, el gobierno no ofreció ninguna prueba real de un acuerdo, sólo especulaciones enmascaradas. Peor aún, el gobierno pasó por alto el privilegio de discurso o debate constitucionalmente protegido del senador en un esfuerzo por demostrar que tomó alguna acción oficial, cuando en realidad, la evidencia demostró que nunca usó la autoridad de su cargo para hacer nada a cambio de un soborno”.

El oscuro ocaso de la carrera del político también podría afectar la de su hijo, el representante a la Cámara por Nueva Jersey Rob Menéndez, que busca reelegirse para su segundo mandato en noviembre próximo.