El Banco Central de Brasil (BCB) subió el miércoles su tasa básica a 2,75 % (+0,75 puntos porcentuales) e indicó que podría proceder a un próximo aumento similar para contener la inflación, en fuerte alza pese al debilitamiento de la economía por la pandemia de coronavirus.
El aumento, el primero en casi seis años, es superior a la estimación promedio del mercado, de 0,5 puntos porcentuales, y saca a la tasa Selic de su mínimo histórico de 2 %, en el cual se hallaba desde agosto de 2020.
La decisión fue adoptada de forma unánime por los nueve miembros del Comité de Política Monetaria (Copom) del BCB, alegando preocupación por una disparada inflacionaria que corre el riesgo de salirse de las metas fijadas para 2021 (3,75 %, con un tope de tolerancia hasta 5,25 %).
El alza de precios en doce meses llegó en febrero a 5,20 %, un máximo desde enero de 2017, presionada por el aumento de la gasolina y los alimentos.
La previsión de aumento de precios del mercado para este año aumentó a 4,6%, en alza constante desde hace diez semanas. El propio gobierno la elevó este miércoles a 4,42%, frente a 3,2% en noviembre.
El Copom recordó que la economía brasileña se contrajo 4,1 % en 2020, pero que en el último trimestre se recuperó 3,2 % respecto al trimestre anterior, lo cual lo lleva a creer que “en el escenario actual ya no se requiere un grado de estímulo extraordinario” de la actividad, reflejado en la tasa Selic a 2 %.
“Por consiguiente, el Copom decidió iniciar un proceso de normalización parcial”, elevando la tasa en 0,75 puntos porcentuales, indica el documento.
Para su próxima reunión del 4 y 5 de mayo, el Copom podría realizar “otro ajuste de la misma magnitud, a menos (que ocurra) un cambio significativo en las proyecciones de inflación y el balance de riesgos”, apunta
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Una decisión “precipitada” en Brasil
El aumento de tasas corre el riesgo de asestar un duro golpe a la recuperación económica, dado que encarece los créditos.
Según la poderosa Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), el Banco Central obró de forma “precipitada” porque “aún hay mucha incertidumbre sobre el horizonte económico a mediano plazo”.
Brasil vive el peor momento de la pandemia, que está llevando a muchos estados y municipios a imponer restricciones de actividades y toques de queda. El país registra más de 2.000 muertos diarios en promedio de siete días y un balance total de más de 275.000 fallecidos, superado solo por Estados Unidos.
El repunte económico de la segunda mitad del año pasado fue posibilitado por el pago de ayudas a casi un tercio de los 212 millones de brasileños. Esas ayudas, que cesaron en diciembre, fueron autorizadas nuevamente y deberían empazar a pagarse en abril, aunque por un monto inferior y para menos beneficiarios.
La reciente disparada de precios se debió a la demanda mundial de productos agrícolas, a la fuerte desvalorización del real frente al dólar y al empeoramiento del panorama fiscal, agravado por la caótica gestión de la pandemia por parte del gobierno de Jair Bolsonaro.
“Lo que estabiliza la inflación es la credibilidad de la política económica de Brasil y el país tiene un problema de credibilidad·, afirmó Pedro Paulo Silveira, gestor de Nova Futura Investimentos.
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Fuente: AFP