El 19 de diciembre, la dueña del salón de belleza Beverly Hills, Gina Bisignano, leyó un tuit del presidente Donald Trump: “Gran protesta en DC el 6 de enero. ¡Vayan, será salvaje!”.
“Allí estaremos”, respondió Bisignano, una de las decenas de millones de personas que leyeron la convocatoria a Washington para protestar por el presunto fraude electoral contra Trump.
Mientras tanto, Ethan Nordean en el estado de Washington y Enrique Tarrio en Florida estaban en línea haciendo sus planes para el gran día como líderes del grupo de extrema derecha Proud Boys.
Según un expediente judicial, el 27 de diciembre Nordean pidió a sus seguidores en las redes fondos para comprar equipos de protección y equipos de comunicaciones.
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Una semana después, él y Tarrio dijeron a sus seguidores en un podcast que se vistieran de negro y que tendrían que estar preparados para combatir.
“Somos vistos casi como soldados de la derecha”, dijo Tarrio. “Esto es en serio. Estamos en una guerra”.
En las filas de los extremistas de Proud Boys y Oath Keepers, entre los conspiradores de QAnon y los fanáticos incondicionales del presidente republicano, el mensaje estaba claro semanas antes: Trump quiere que se dirijan a Washington para evitar que el Congreso certifique la victoria electoral de Joe Biden el 6 de enero.
Mientras Trump es juzgado en el Senado por incitación a la insurrección por los hechos de ese día, cada vez más pruebas asentadas en documentos judiciales muestran que el ataque al Capitolio fue premeditado.
“A punto de ebullición”
Después del tuit de Trump, muchos fanáticos anunciaron planes de viajar a Washington, algunos simplemente para una última concentración de apoyo a su líder.
Pero otros hablaron de detener la certificación en sí e infligir dolor a los “traidores” del Congreso. Y decidieron acudir preparados.
Muchos llevaron cascos de combate, pistolas paralizantes, chalecos antibalas, equipo de comunicaciones y spray para osos y pimienta. Un puñado de ellos tenía armas de fuego.
La noche anterior, alguien colocó explosivos caseros en dos lugares diferentes cercanos al Capitolio. Las bombas nunca estallaron y es posible que su objetivo fuera simplemente alejar a la policía del Capitolio cuando comenzó el asalto.
Los presuntos líderes del ataque, los que parecen más organizados, según los documentos judiciales, fueron los Proud Boys y los Oath Keepers.
A fines de diciembre en Berryville, Virginia, a unos 100 kilómetros al oeste de Washington, Thomas Caldwell supuestamente se estaba organizando para un episodio de violencia grave.
Caldwell, descrito como un “comandante” de los Oath Keepers, un grupo violento de extrema derecha formado en su mayoría por exmilitares y policías, planeaba reunirse en las afueras de Washington con integrantes de milicias armadas de toda la región.
“Veamos si son capaces de certificar cualquier mierda en Capitol Hill con un millón o más de patriotas en las calles. Esta tetera está a punto de ebullición”, dijo en Facebook.
“Se han transformado en pura maldad, incluso manipulando descaradamente una elección y pagando a la casta política. Debemos castigarlos ahora y tumbarlos”, agregó.
Asalto al Capitolio
En Bridgeville, Pensilvania, un simpatizante de QAnon y Proud Boys, Kenneth Grayson, de 51 años, también se estaba preparando.
El 23 de diciembre, según muestran documentos judiciales, envió un mensaje de texto a familiares y amigos: “Allí estaré si Trump nos dice que asaltemos el puto Capitolio (…) no se van a robar estas elecciones”.
En Georgia, el abogado William Calhoun estaba enojado por el supuesto fraude electoral orquestado por Biden. Después de las elecciones, fue denunciado al FBI por pedir un ataque armado contra Washington.
El 29 de diciembre publicó: “Estar físicamente presente en Washington el 6 de enero es de vital importancia. Nosotros, el pueblo, no tenemos otra opción realista para transmitir nuestra firme intención de exigir elecciones justas ahora y siempre”.
Una semana después, anunció que se dirigía a Washington “para hacerles saber que esta es su última oportunidad de Detener El Robo, o van a tener problemas mayores”.
“El robo está detenido”
La mañana del 6 de enero, Ronnie Sandlin, de Memphis Tennessee, y Nathan Degrave, de Las Vegas, Nevada, hicieron un video sobre sus planes.
“Creo que es hora de tomar el Capitolio y no lo digo a la ligera”, dijo Sandlin. “Si tenemos que ocupar el Capitolio, ocuparemos el Capitolio (…) a la una en punto es cuando todo sucederá”, agregó.
Tras el ataque, los participantes se jactaron de su triunfo, habiendo logrado lo que planeaban hacer.
“Hoy el pueblo estadounidense demostró que tenemos el poder”, publicó Calhoun. “Ocupamos el Capitolio y paramos el Gobierno, paramos sus chanchullos para robar elecciones”, afirmó.
El integrante de Proud Boys Nicholas Ochs, de Hawái, y Nicholas DeCarlo, de Texas, transmitieron en vivo un video de la escena. “Vinimos aquí para detener el robo”, dijo Ochs.
“Para eso vine aquí. Joder, lo hicimos”, señaló DeCarlo.
“Puede que se reanude, pero el robo está detenido por ahora. ¡De nada, Estados Unidos!”, agregó Ochs.
AFP.