La torre de Babel
El Helicoide, la sede en Caracas del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), fue levantado en los años 60 con el propósito de ser un moderno complejo comercial.
Su diseño evoca el de la torre de Babel gracias a la forma helicoidal que le da nombre y que pretendía que los clientes pudieran llegar con su coche hasta la puerta misma del local que escogieran entre los 320 que ofrecería el centro. Salas de exposición, gimnasio, piscina, bolera, guarderías y un multicine serían parte de las instalaciones, además de un centro automovilístico con venta de vehículos y repuestos, estación de gasolina, lavado automático y taller. Tendría ascensores inclinados para recorrer las diferentes plantas y adaptarse a la particular fisonomía del edificio. E incluso su propia emisora radiofónica: Radio Helicoide.
El proyecto, en lo alto de un cerro conocido como La Roca Tarpeya, se debe a los arquitectos Pedro Neuberger, Dirk Bornhorst y Jorge Romero Gutiérrez, de la compañía Arquitectura y Urbanismo C. A.
Se dice que el poeta chileno Pablo Neruda lo ensalzó como «una de las creaciones más exquisitas que jamás nacieran de la mente de un arquitecto», y que el pintor Salvador Dalí se ofreció a decorarlo.
Drogas, prostitución y un museo
Sin embargo, el ambicioso proyecto quedó descartado antes de que la obra llegase a estar terminada y el inmueble quedó abandonado. Distintos proyectos públicos para aprovecharlo no llegaron a cuajar y las drogas y la prostitución camparon a sus anchas.
En la década de los 80 se quiso instalar allí el Museo de Antropología, pero esta opción quedó finalmente descartada.
En 1984 empezaron a llevar allí sus oficinas los servicios de inteligencia de la policía venezolana, el actual Sebin (antes Disip).
Con el tiempo, el Helicoide se ha convertido en un centro de confinamiento de presos políticos, donde muchos de ellos han sufrido torturas, como han venido denunciando quienes han pasado por los siniestros calabozos y las organizaciones de derechos civiles.