El gobierno de Alemania anuló las nuevas medidas restrictivas que tenía pensado imponer durante la Semana Santa para mitigar la situación la pandemia, que no ha dado tregua en Brasil y en donde se han registrado por primera vez más de 3.000 personas en menos de 24 horas.
La canciller alemana, Angela Merkel, admitió que fue un “error”. Su administración anunció el lunes nuevas restricciones en las vacaciones de Pascua, que incluía el cierre de tiendas y oficios religiosos organizados por videoconferencia.
Las críticas por esta decisión no tardaron en llegar, incluso desde el gobierno conservador. Especialmente los comentarios más punzantes vinieron de parte de círculos empresariales, que deploraron los cierre de negocios, en un contexto económico ya muy complicado en el país germano.
“Un error debe llamarse error y, sobre todo, debe corregirse. (…) Sé que esta propuesta ha causado una incertidumbre, lo lamento profundamente y por ello pido perdón a los ciudadanos”, dijo Merkel, cuyo partido retrocede en las encuestas por la gestión de la pandemia.
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De acuerdo con Merkel, el plan tenía “las mejores intenciones” en un momento en que los contagios siguen en alza en Alemania, donde ya han fallecido más de 75.000 personas por la covid-19, pero no podrá ponerse en práctica correctamente “en un periodo de tiempo tan corto”.
La situación sanitaria en Alemania no es una excepción. En otros países europeos, los números de infecciones vuelven a acceder las alarmas mientras los ciudadanos pierden la cuenta de las restricciones, los confinamientos o las olas de la pandemia.
Por su parte el primer ministro de Bélgica, Alexander de Croo anunció nuevas medidas para “superar la tercera ola” de la covid-19, que incluyen educación a distancia para casi todos y restricciones en comercios no esenciales.