La Casa Blanca emitió el martes una orden ejecutiva del presidente Donald Trump que pone fin a la financiación gubernamental para las cirugías de transición de género de menores en Estados Unidos, tanto químicas como quirúrgicas. El decreto también señala que el gobierno se opondrá a estos procedimientos “a través de todos los canales legales posibles”.
La orden, firmada por el mandatario republicano, califica de “peligrosa tendencia” el aumento de cirugías y tratamientos hormonales para menores, alegando que los “profesionales médicos mutilan y esterilizan a un número cada vez mayor de niños influenciables”. Trump agregó que esta práctica “será una mancha en la historia de nuestra nación” y debe ser detenida.
El decreto afecta principalmente a los programas federales de seguro de salud como Medicaid y Medicare, que cubren a personas de bajos ingresos y mayores de 65 años, respectivamente, así como el seguro de salud militar. A partir de ahora, estos programas no podrán financiar cirugías de transición o tratamientos químicos, como los bloqueadores de la pubertad, para menores de edad.
Además, la orden ejecutiva prohíbe que el gobierno federal “financie, apoye, aliente ni ayude” a la “transición” de un niño de un sexo a otro. También ordena que el Departamento de Justicia colabore con el Congreso para desarrollar un proyecto de ley que permita a los padres y menores afectados demandar a los profesionales de la salud que realicen estos procedimientos.
El decreto de Trump refleja una creciente oposición a los tratamientos de afirmación de género para menores, que ha sido objeto de intenso debate en la sociedad estadounidense. La Corte Suprema, de mayoría conservadora, se ha pronunciado sobre el tema, mostrando una postura dividida, pero permitiendo que los estados prohíban estos procedimientos médicos.
De los aproximadamente 1,6 millones de personas que se identifican como transgénero en EE. UU., más de 300,000 tienen entre 13 y 17 años, y más de un tercio de ellas viven en estados donde ya se han prohibido estos tratamientos médicos, según un estudio del Instituto Williams de la Universidad de UCLA.