La inteligencia artificial generativa (AGI por sus siglas en ingles) un concepto que definen como “sistemas autónomos que superan a los humanos en la mayoría de las tareas económicamente valiosas” de la que se ha hablado tanto en los últimos días.
Este concepto tan revolucionario que ha generado polémica a raíz del descubrimiento del Proyecto Q* de la empresa OpenAI el cual aseguran expertos “podría amenazar a la humanidad”.
Timnit Gebru, fundadora del Instituto de Investigación de IA Distribuida y ex jefa del departamento de ética en IA de Google, fue despedida a principios de año por alertar sobre los peligros de esta tecnología.
Nisha Talaga, CEO de AIClub, dio el concepto AGI en una columna para Forbes diciendo que es “una inteligencia que no está especializada en ninguna tarea concreta, sino que es buena en muchas”.
“Se centran en un problema y son extremadamente buenas resolviendo ese problema, a menudo mejor que los humanos” agregó.
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Además, la especialista dio un ejemplo bastante explicito asegurando que “una IA venció a expertos humanos en ajedrez, pero no podía leer un libro, planificar su día o hacer cualquier otra cosa que puedan hacer los humanos” por lo tanto la diferencia con la AGI sería que esta si podría hacer todas esas cosas.
Por su parte, Will Douglas Heaven un editor especializado en estos temas menciona en un artículo del MIT Technology Review que el término AGI comenzó a usarse para hacer referencia a la IA que iguala o supera a los humanos en una variedad de tareas.
Estos riesgos vuelen a estar bajo la lupa de la opinión pública por el escándalo de OpenAI que desvelaron fuentes anónimas a la agencia de noticias Reuters.
Se habla de que el Proyecto Q* originó una discusión dentro de la junta directiva que dio lugar al despido de Sam Altman, el CEO de OpenAI, pero antes de que se cumpliese una semana de su marcha, la empresa anunció que el cofundador de la firma volvía con un cambio casi completo de junta directiva.
Sin embargo, el hecho quedó en un segundo plano tras conocerse el motivo de su despido.
La AGI tiene posibilidad de generar otras como ella por sí misma y esto abre un debate importante sobre ”posibles sesgos algorítmicos y también supone una amenaza sobre la privacidad de datos”.
Es muy probable que, al trabajar por su cuenta, la máquina fuese capaz de revelar información que en su día se guardaron confidencialmente.
Por ese motivo y muchos otros, es crucial para la humanidad que se creen leyes de regulación al respecto.