viernes, noviembre 22, 2024
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Nuevos opioides sintéticos más potentes que el fentanilo preocupan a los médicos

En los últimos años, la lucha contra la crisis de opioides ha tomado un giro aún más peligroso con la aparición de una nueva clase de sustancias: los nitazenos.

Estos opioides sintéticos, conocidos por su extrema potencia, están generando una creciente preocupación entre las autoridades de salud y las fuerzas del orden en todo el mundo. A medida que se profundiza en esta alerta, se hace evidente que los nitazenos representan una amenaza aún más seria que el fentanilo, otro opioide sintético ya infame por su letalidad.

Los nitazenos son una subclase de opiodes sintéticos desarrollados como analgésico en 1950, 1.000 veces más potente que la morfina, que nunca fue aprobado para ser comercializado, pero que ahora han llegado al mercado de la droga. Según un estudio, los pacientes tratados por sobredosis de estas sustancias en los hospitales necesitaron el doble de dosis de naloxona que quienes fueron atendidos por fentanilo.

El estudio, desarrollado en las urgencias de varios hospitales entre 2020 y 2022 alertó de que quienes fueron atendidos por los “Nuevos Opioides Potentes” (NPO, por sus siglas en inglés) necesitaron dosis mucho mayores que quienes lo hicieron a causa del fentanilo. El número de paradas cardiacas también fue superior entre los consumidores de NPO.

El auge de los nitazenos

Los nitazenos son una clase de opioides sintéticos que han surgido en la escena de las drogas ilícitas en los últimos años. A pesar de su relativa novedad, ya han demostrado ser mucho más potentes que los opioides tradicionales y otros opioides sintéticos como el fentanilo.

Esta potencia se traduce en una mayor probabilidad de sobredosis y muerte incluso en pequeñas cantidades. A menudo, estos compuestos son fabricados en laboratorios clandestinos y se venden en el mercado negro bajo nombres engañosos para evadir la detección.

La potencia de los nitazenos es una de las principales preocupaciones. Su actividad opioide es extremadamente alta, lo que significa que incluso una pequeña cantidad puede inducir efectos analgésicos y eufóricos intensos. Esto también se traduce en un riesgo significativamente mayor de depresión respiratoria, el principal factor detrás de las sobredosis mortales. Además, la rápida absorción de los nitazenos en el torrente sanguíneo contribuye a la rápida aparición de efectos, lo que aumenta aún más el riesgo de una sobredosis accidental.

La dificultad para dosificar de manera precisa es otra característica alarmante. Dado que los nitazenos son tan potentes, medir cantidades seguras se vuelve un desafío. Incluso los usuarios experimentados pueden subestimar la cantidad requerida, lo que conlleva un riesgo inminente de sobredosis.

Implicaciones y Respuestas

La emergencia de los nitazenos representa un desafío significativo para los profesionales de la salud, las fuerzas del orden y los responsables de formular políticas.

La rapidez con la que estos opioides sintéticos han ganado tracción en el mercado negro resalta la necesidad de una respuesta integral y coordinada. Esto incluye la educación pública sobre los riesgos asociados con los opioides sintéticos, la expansión de los programas de reducción de daños y la mejora de la capacidad de detección y análisis de estas sustancias en los laboratorios forenses.

Advertencia a la comunidad médica

El informe advierte de que la mayoría de los pacientes con sobredosis de nitazenos recibieron dos o más dosis de naloxona, el fármaco de reversión de sobredosis de opiáceos, mientras que la mayoría de los pacientes con sobredosis de fentanilo recibieron una sola dosis de naloxona. Por ello, los investigadores advierten de que “los médicos deben ser conscientes de la existencia de estos opiáceos en el suministro de medicamentos para estar adecuadamente preparados para atender a estos pacientes y anticiparse a la necesidad de utilizar múltiples dosis de naloxona”.

En el estudio se indica que “la motivación exacta para producir nitazenos y brorfina no está clara. La mayor regulación del fentanilo y de los análogos del fentanilo a lo largo de la última década puede haber provocado un cambio en los precursores químicos necesarios para la producción en laboratorios clandestinos que aún no estaban regulados. Este cambio en los precursores químicos puede haber dado lugar a estos opioides más nuevos y potentes“.

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