Maduro y sus secuaces se han aprovechado sin límites ni escrúpulos de esta pandemia del virus chino y han gobernado a placer, casi sin oposición, cuyas críticas me reservo para la esfera privada como soldado militante y responsable.
Han acaparado las vacunas, las han adulterado, ofreciendo vainas inservibles como las cubanas junto a sus famosas goticas milagrosas, lo cual constituye un fraude mayúsculo y seguramente todo por un guiso.
Han permitido que en galpones, talleres y tarantines anden unos cómplices de ellos aprovechándose de la desesperación de la población para ofrecer vacunas que probablemente no sirven para nada por su falta de conservación pero obtenidas presuntamente de fuentes oficiales y que entre Maiquetía y los sitios de vacunación pasaron por todos los caminos rojos.
Eso aparte de inmoral es criminal, solo que aquellos que se supone deben proteger a la ley, la constitución y a la población se han puesto al lado de la delincuencia organizada como gobierno, lo cual legitimaría cualquier insurrección.
Ni siquiera el ministro de salud se ha reunido con el comité nacional de emergencia de lucha contra el virus en los últimos seis meses. Pero la población, como cualquier sociedad civilizada trata de salir por la vía democrática, pero esa salida es torpedeada de manera sistemática por el régimen con sus trapacerías y fraudes.
El liderazgo opositor, sin quedarse aquí, tampoco acompaña a la población que está soportando estoicamente al régimen, salvo el presidente Guaido que en pocos meses y pese a su edad, de ser un hombre joven y atlético ha pasado a ser un hombre canoso.
Los jóvenes venezolanos en vez de defender a su nación han optado por la huida al exterior. O sea, el ejemplo de nuestros libertadores no sirvió para un carajo y es probable que ni siquiera les de vergüenza cada mañana ante el espejo o al leer las noticias de este genocidio.
Incluso nos han tocado unos presidentes norteamericanos que se niegan a ver una verdad como un templo y es que el objetivo final de esta tragedia es la destrucción de su Nación. Que desastre de siglo es este 21.
Que ausencia de liderazgo y de coraje político y eso de ganar la guerra la democracia y la libertad contra el comunismo y ahora perder la paz. Si no tienen el valor y la decencia de defender a una población indefensa como la cubana a 90 millas de su frontera, qué quedará para los demás.
La única duda que quedaba era saber la verdadera afinidad del pueblo cubano con su tiranía de sesenta años y ya vemos que es ninguna. Cuanto me gustaría estar equivocado y pasar por torpe, por insensato, cuando hasta unos malandros de barrio se vuelven referencia política.
Pobre patria que tanto nos dio y educó gratis para nada, para que le falláramos a la hora del deber como ciudadanos. Sin dudas Bolívar aró en el mar y con tantos crímenes cometidos en su nombre. Pero viendo la actual situación económica, el desordenado e impune incremento de los precios se avizoran conflictos en breve tiempo contra el poder de maduro.
Y el régimen cubano estará ocupado masacrando a su población porque los primeros sorprendidos por esta insurrección masiva y popular parecen ellos. Mientras tanto, en vez de organizar y preparar por las buenas o por las malas a los jóvenes que están allá para que vengan a libertar a sus patrias, el señor Biden duerme como un lirón y aquellos que lo apoyaron ahora ni ayudan ni reclaman y miran para otro lado. La verdad duele, pero es la Verdad.