Por Gustavo Rondón Córdova.
Festival de Cannes 2021, una edición atípica, marcada por la euforia de la industria y los espectadores por regresar a las salas de cine y al mercado, aunque con una asistencia bastante escasa.
Las proyecciones rara vez se llenan, uno pasillos del Marché muy poco concurridos, las negociaciones no fluyen como en el mundo prepandémico. Poquísima participación latinoamericana, asiática, y de países europeos distintos a Francia, muy producto de las dificultades ocasionadas por la pandemia y los protocolos sanitarios que se han derivado de ella, tanto en Francia como en el resto del mundo.
La sombra del covid presente y acechando, aunque con protocolos constantes y algunos beneficios como una estación de la sanidad francesa para pruebas con resultados muy rápidos.
En lo que atañe a las películas, una edición complicada debido a la gran cantidad y a los grandes nombres que esperaban su cupo en el festival desde el año pasado. Ha sido un año tenue para las películas latinoamericanas con muy pocas seleccionadas en las distintas secciones del festival, sin embargo ya están cosechando premios, lo cual es positivo.
Culminó nuestra asistencia en L’Atelier, un evento muy sólido y trascendente dentro de la industria del Festival de Cannes. Una semana muy productiva y de gran relevancia para el proyecto de largometraje que escribo y dirijo, EL TIEMPO QUE PERDIMOS, el cual hemos tenido oportunidad de presentar presencial y virtualmente a productores de distintas geografías del mundo, agentes de ventas, fondos y eventos de desarrollo y financiación, obteniendo una extraordinaria receptividad e interés de cara a ampliar su esquema de coproducción.
El largometraje es producido por Rodolfo Cova de Genuino Films, Natalia Machado Fuenmayor de La Pandilla Producciones y Chez Eddy.
Más allá de la particularidad del primer Cannes presencial en el marco de la pandemia, ha sido una experiencia enriquecedora formar parte de ella. #filmmaker#cinelatinoamericano
