Vimos el primer capítulo de “Caminos de Libertad”, la serie de Luis Alberto Lamata inspirada en la Batalla de Carabobo.

La producción supone un retroceso cinematográfico a unos tiempos superados de represión, culto a la personalidad y fascismo cultural.

Por aquí desglosaremos su desfase en sendas reflexiones.

Un tenso estreno en La Casona.

La ex residencia presidencial del país, llamada La Casona, fue usurpada como estudio de televisión de VTV, para garantizar la terminación y exhibición de “Caminos de Libertad”.

Desde ahí afinan sus últimos detalles en una suerte de miniestudio paralelo de la Villa de Cine, donde postproducen el seriado, reciben a invitados y periodistas de Rusia Today, ejecutan decretos presidenciales de la mano del Ministro de Cultura, en una de las empresas más politizadas de la historia del cine nacional, sentando un pésimo precedente, al permitir la completa intervención del desgobierno sobre los contenidos de un supuesto autor independiente, Luis Alberto Lamata, condicionando y mutilando cualquier espontaneidad o autonomía creativa.

Tanto que los involucrados no pueden ocultar su molestia, su agotamiento mental, su estrés de ser víctimas de un síndrome de Estocolmo que se buscaron por necesidad de llevar el pan a la mesa.

Están hartos que los manden y les den órdenes como si fuesen soldados de un cuartel, cuando son técnicos y personas con verdadero conocimiento de causa.

Lamentablemente Ernesto Villegas sufre de complejo de cineasta frustrado, después de fracasar con el proyecto de adaptación de su libro del Golpe de Abril, el cual engavetaron porque daba risa y opacaba a Maduro.

Por ende, quieren compensar, complaciendo al mandamás con el trabajo de encargo, con la tarea que antes realizaba Farruco Sesto sin despeinarse.

Porque el Gallego Novas, Farruco la cultura no es tu conuco, podría ser muy prepotente e insoportablemente ególatra, pero hacía la tarea, como me decían sus enemigos internos de la Villa del Cine.

Así Maduro ha impuesto un enfoque de socialismo real a las artes, remedando a su antecesor en el puesto, pero agregándole su propia cosecha estéril de montaje de hierro estalinista, al punto que el Bolívar bigotón de Lamata se parece demasiado a una versión estilizada de Nicolás.

Luego hablaré de las relaciones con la generación perdida de la URRS, el ICAIC de Cuba y el nazismo.

En cualquier caso, el régimen hizo su show off con alfombra roja y todo, para “calentar” el ambiente antes de la difusión de la serie en cadena nacional, cometiendo otro ilícito comunicacional.

De suerte que habilitaron un set en los espacios cálidos de La Casona, donde se sentaron Maduro, Villegas, Cilia, Luis Alberto, Juvel Vielma y Ender Machado, el actor que interpreta a “Negro Primero”.

Como Juvel y Luis Alberto, yo también estudié de expresión corporal. Me dedico, de hecho, a leer el cuerpo y el lenguaje kinésico de los actores, desde los noventa, apróximadamente.

Lo recuerdo, para que no me vengan a dar una lección que no necesito, porque además soy docente en la materia de Cine, a partir del 2002.

Hola Luis Alberto, cómo andas, por acá Sergio Monsalve. Tú me conoces, porque te entrevisté para el programa Espacio Arte, felicitándote por “Taita Boves” que hiciste con Juvel y que te quedó bella.

20 puntos, me gusta que los cineastas nacionales me cierren la boca con su oficio.

Reconozco en Luis Alberto a un ser humano especial, cargado de conocimientos y afectos, veterano de mil batallas, profesor y egresado de la misma escuela donde tuve el gusto de impartir lecciones de análisis, la famosa ESCINETV, hoy bastante castigada por la crisis.

Te diría Luis Alberto que aprovecharas tus contactos, para echarle una mano a ESCINETV, tu alma mater. Piénsatelo, el dinero que gastaste en la costosísima secuencia de los Caballos de la serie, una arbitrariedad desde mi punto de vista por lo extensa y quema presupuesto, pudiste invertirlo en la formación de futuros cineastas, críticos y productores. Pero ustedes hoy tienen otras prioridades.

Como sea, Luis Alberto Lamata no lograba disimular su incomodidad, clavando la mirada al piso, al momento de ser presentado por Villegas y Maduro.

Él sabe lo que significa un instante así en televisión, un compromiso, una factura, un pacto con el diablo que ya pagó Chalbaud, un guiño a la película “Mefisto”, que contaba precisamente la historia de “un actor ambicioso alemán que deja a un lado su ética cuando busca el éxito durante la época de los nazis”, según la útil Wikipedia.

Así y todo, Luis Alberto Lamata fue comedido con sus palabras, evitando caer en la lisonja y la adulación. Suficiente con estar ahí.

Me llamó la atención que no mencionó a Nicolás directamente y que en vez de referirse al gobierno, usó la palabra “estado” para marcar su agradecimiento. Sutilmente, afirmó un deslinde entre el estado y el gobierno politizado, propagandístico.

Por desgracia, en Venezuela, dicha diferencia no existe, de modo que la retórica se la lleva el viento ante los hechos concretos de la serie, cuyos caminos fueron trazados por la no libertad de la burocracia oficialista.

Juvel también fue cauto y moderado, complacido y risueño, pero no entregado como el Guardia Nacional que personifica a Negro Primero, así como demás extras de ocasión que figuraron en el cuadro elemental de la velada. 

Finalmente, como si se tratase de la inauguración de la horrenda quilla del Panteón o del monumento fálico y banal de La Batalla de Carabobo, Maduro procedió a cortar la cinta de la transmisión, para dar paso al primer episodio de la serie.   

Les prometo mi crítica, del primer episodio, sin pelos en la lengua para el día lunes.

Aprovechen su asueto, padezcan la serie y esperen mi crítica.

Así todos estaremos al corriente.

Tengo muchas cosas que decir al respecto de su ramillete de clichés, de su manipulación histórica, al servicio del chavismo.

Mi propósito final es que se separe al cine de la línea del partido, del PSUV. Es lo correcto.

Voy a tomarme un minibreak.

Continuará en una próxima entrega.

Feliz puente, pipol!

A modo de cierre y teaser de lo que viene:

Sergio Monsalve. Director Editorial de Globomiami.