Los independientes dominarán la Convención Constituyente de Chile, tras imponerse sorpresivamente en los comicios del fin de semana con más del 46% de los votos, superando a los partidos tradicionales.
La abstención fue 56,6% en un padrón electoral de 14,9 millones de electores. Solo 43,35% participó de la consulta, que debido a la pandemia se realizó sábado y domingo, y en la que también estaban en juego alcaldías, concejales y gobernadores regionales.
La participación alcanzó el 51% en el plebiscito del 25 de octubre de 2020, cuando una rotunda mayoría aprobó cambiar la Constitución y elegir para esos efectos una Convención Constituyente paritaria con 155 escaños, 17 de ellos reservados a los pueblos originarios, a través del voto popular.
Con el 99,9% de los votos escrutados, las listas que aglutinaban los partidos tradicionales quedaban sin capacidad de controlar la convención que redactará las nuevas reglas del juego de un Chile que busca mayor equidad con un Estado fuerte en asuntos sociales y una mayor regulación de su patrimonio natural.
Las dos listas que aglutinaron candidatos del centro-izquierda al Partido Comunista -Lista Apruebo y Apruebo Dignidad- cosechaban 33,20% de los votos, mientras que Vamos por Chile, que reunió a la derecha, obtuvo 20,56%.
La Bolsa de Comercio de Santiago se desplomaba 9,6% al inicio de sus operaciones del lunes mientras el peso chileno anotaba un descenso del 2,1% tras cotizarse el dólar en 715,26 unidades, desde los 700 en que cerró el viernes.
“Chile comienza un nuevo ciclo, no sabemos cuánto durará ni la profundidad que alcanzarán los cambios asociados a la institución de la nueva Constitución que se escribirá”, dijo el analista de derecha Gonzalo Cordero, en una columna en el diario La Tercera.
Castigo
La votación fue un castigo al gobierno de derecha del presidente Sebastián Piñera, cuya coalición perdió en manos de candidatos de izquierda y de centro alcaldías clave y concejales, en tanto no logró gobernaciones regionales, estas últimas creadas por primera vez en la historia de Chile.
La ciudadanía castigó así a los principales partidos políticos -de centroizquierda y derecha- que se turnaron en el poder desde la restauración de la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), de no haber sido capaces de canalizar las demandas sociales que reivindicaron en las calles desde el 18 de octubre de 2019.
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Los electores encontraron eco en una serie de candidatos independientes, entre los que hay activistas sociales, profesionales, docentes, escritores, periodistas o abogados constitucionalistas que un plazo máximo de un año deben proponer una nueva Carta Fundamental.
La Convención Constituyente debe instalarse en un mes, en fecha que anunciará la presidencia.
El mayor golpe a la derecha fue el inesperado triunfo en la comuna de Santiago de la candidata del Partido Comunista Iraci Hassler sobre el derechista Felipe Alessandri. Nunca antes, ni con Salvador Allende en el poder (1970-1973), el Partido Comunista había ganado la alcaldía de la capital.
“En estas elecciones, la ciudadanía nos ha enviado un claro y fuerte mensaje al gobierno y también a todas las fuerzas políticas tradicionales: no estamos sintonizando adecuadamente con las demandas y los anhelos de la ciudadanía y estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y por nuevos liderazgos”, dijo Piñera en la recta final del recuento de votos.
Para la aprobación de los artículos de la nueva Carta Magna serán necesarios los votos a favor de dos terceras partes de la Convención, algo que se decidió en noviembre de 2019 cuando casi todo el espectro político acordó un plebiscito para cambiar la Constitución heredada de la dictadura de Pinochet como salida democrática a las protestas, algunas muy violentas.
Constitución del descontento
Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencia Política del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, consideró que el éxito de las candidaturas independientes “le (dará) un cariz mucho más ciudadano y con mucha más legitimidad” a la nueva Carta Magna.
En resumen, señala Heiss, el resultado es la forma en que se traslada el “estallido social a nivel institucional” para recoger reclamos ciudadanos como salud pública, educación de calidad o pensiones dignas.
Para el académico de la Universidad de Santiago de Chile, Marcelo Mella, el resultado no significa que los partidos políticos no vayan a tener un papel importante en la redacción de la nueva Constitución.
“El sistema de partidos tiene terremotos que pasan. Si no lo exterminó Pinochet, creo que no ocurrirá ahora”, indicó Mella a AFP.