La UEFA lanzó el miércoles su arsenal de pesquisas disciplinarias ante la negativa de tres de los promotores de la “Super Liga” europea, FC Barcelona, Real Madrid y Juventus de Turín, de abandonar su proyecto de competición paralela.
Tras el desafío que lanzaron a mediados de abril doce grandes clubes europeos con su proyecto de torneo privado, la UEFA prefirió de entrada negociar, lo que llevó a que nueve de los promotores abandonasen la Super Liga a cambio de moderadas sanciones financieras.
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Pero lejos de entregar las armas, el Real Madrid, el Barça y la Juventus se reafirmaron el sábado en su intención de “perseverar” para construir su competición casi cerrada, competencia de la Liga de Campeones. En respuesta, la instancia europea nombró el miércoles a “inspectores éticos y disciplinarios” encargados de realizar una investigación, “en relación con el proyecto de una autodenominada Super Liga”, anunció la UEFA en un comunicado.
La instancia no precisó las infracciones que habrían podido cometer los tres clubes europeos, pero entre otras cosas, sus estatutos prohíben a los clubes “grupos o alianzas” entre clubes sin su autorización. Entre el abanico de sanciones previstas por los estatutos de la organización, las más duras para los clubes son “la exclusión de competiciones en curso y/o competiciones futuras” y, para los dirigentes, “la prohibición de cualquier actividad relacionada con el fútbol”, señala AFP.
UEFA contra la “Super Liga”
En la noche del 18 al 19 de abril, el fútbol europeo conoció una noticia que cambiaba por completo su organización. Anunciado la víspera de que se conociera el nuevo formato de la Liga de Campeones, el proyecto de “Super Liga” privada podía llevar incluso consigo la desaparición de la UEFA.
La retirada en 48 horas de los seis clubes ingleses implicados provocó que el proyecto acabase en un cajón. En total, nueve de los equipos “rebeldes” hicieron propósito de enmienda ante la UEFA y aceptaron el viernes pagar una multa conjunta de 15 millones de euros (18,2 millones de dólares), así como renunciar cada uno al 5% de los ingresos europeos durante una temporada.
La instancia intentó también vacunarse ante una nueva revuelta obligando a estos clubes a firmar una clausula que prevé “100 millones de euros” (121,5 millones de dólares) de multa, si participan en un torneo no autorizado, y “50 millones” (60,7 millones de dólares) por romper cualquier otro de sus compromisos.
Sin embargo, al día siguiente el Real Madrid, cuyo presidente fue nombrado presidente de la Super Liga, el FC Barcelona y la Juventus de Turín frustraron toda esperanza de cerrar definitivamente este episodio. Los tres clubes defendieron la legitimidad de su proyecto privado que “aporta soluciones a la actual situación de inestabilidad en el sector del fútbol”, al tiempo que denunciaban las “amenazas” de la UEFA.