Cacay Pure es un aceite regenerador de la piel que nació en 2015, cuando Alberto White -su fundador-, decide crear un producto a base de una nuez que se cultiva en Barinas y Amazonas.
Su historia -interesante por demás-, la cuenta una y otra vez, pues Cacay Pure surge en medio de una lectura en Bloomberg, donde se reseñaba el descubrimiento de unos colombianos sobre una semilla en el Amazonas que producía un aceite, y lo estaban exportando.
“Me llamó la atención fue que le preguntaron al empresario si esa mata solo se daba en Colombia, pero respondió que era originaria de Venezuela”, recordó White a GLOBOMIAMI. De inmediato, muchas ideas vinieron a su mente y supo -casi al instante- que él podía generar el proyecto desde su tierra.
White, quien se graduó de administrador en la Universidad Metropolitana (Unimet), vivió por años en Estados Unidos, donde trabajó como banquero, pero decidió volver al país a formar parte de esos emprendedores que hoy buscan hacer más productiva a la nación.
Aunque tenía un trabajo estable, su corazón seguía en Venezuela y ese deseo de volver a casa lo motivó a fundar Cacay Pure.
El primer viaje a su llegaba lo hizo a Barinas, donde conoció a varios agricultores. Vio tierra fértil y aunque se enfrentó a las dificultades propias del país, promovió el cultivo de nueces de cacay, que le ha permitido una excelente relación entre productores, empleados, clientes y planeta.
Desde Cacay Pure, la retribución a la naturaleza, ha sido significante. Hasta la fecha, más de 3.000 árboles han sido plantados y le dieron la oportunidad a varias comunidades de ser parte de un proyecto de economía sostenible que demuestra el valor de Venezuela.
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La producción consciente de Cacay Pure
El aceite de la semilla procesada va directo a la botella, de allí que se trata de un producto puro que conserva sus propiedades naturales.
Por cada producto adquirido, un árbol es plantado. A través de My Cacay Tree dirigen sus esfuerzos de manera intencional hacia el medio ambiente.
“Hoy en día, eso es un proyecto independiente, llamado MyCacayTree. Firmamos un pledge donde por cada producto que vendemos, se siembra un árbol de cacay nuevo. Ya vamos por 3.000. Este año llegaremos a 5.000″, expresó White.
-¿Qué tan complejo o fácil fue dar los primeros pasos en Venezuela?
-Fue complejo. Yo venía del mundo corporativo en Estados Unidos, donde se funciona a un ritmo acelerado, con metas de ventas exigentes y con todas las comodidades del primer mundo. De repente, cambié eso por el mundo rural en Venezuela, donde se trabaja a un ritmo más lento y donde pierdes todas las comodidades del primer mundo. Tardé un tiempo en adaptarme, pero como todo ser humano, logré hacerlo con el tiempo.
Ritmo lento, pero seguro
Los comienzos de White con Cacay Pure en el llano venezolano estuvieron marcados por la paciencia y la constancia que ameritaba el proyecto.
La dinámica de trabajar en el campo era muy distinta a la que estaba acostumbrado White en las grandes ciudades.
Cuando apenas llevó su idea a las comunidades productoras de cacay (Caryodendron orinocense H.Karst), se enfrentó al escepticismo que su idea implicaba.
Y entendió a cada persona. “Un joven de apellido White, de la ciudad, metido en sus pueblos haciendo preguntas“, causó impacto entre los pobladores, quienes crearon una barrera que con el tiempo fue superada.
White honró cada palabra y se ganó la confianza de quienes hoy son sus aliados. Con ellos creó un proceso productivo, “sin ser ingeniero”, dice sonriendo, y juntos detectaron los árboles.
Sabían que esas nueces tenía un aceite líquido de color amarillo-verdoso, pero desconocían cómo sacarlo. Al menos dos años duraron en crear la maquinaria y definir los procesos productivos. Desde ese momento, el crecimiento ha sido exponencial.
Venezuela, el mercado y el medioambiente
Cada fruto de cacay genera tres nueces y el aceite integra entre el 40% y 60% de la semilla, con una alta concentración de ácido linoleico, un ácido graso esencial de la serie omega 6.
Entre 2018 y 2019 la producción se ha triplicado…y al 2020, se ha incrementado en 700%.
Hoy, Cacay Pure es un producto calificado por Amazon Choice. La venta del producto se cerró en Venezuela (Farmatodo) y ahora White está en Estados Unidos para atender a los venezolanos.
“Tenemos millones de venezolanos en Estados Unidos que tienen el país en su sangre, que no se olvidan de él, y que quieren apoyar el proyecto como una forma directa de ayudar a su país natal”, dijo a GLOBOMIAMI.
Después de ocuparse de llegarle bien a los venezolanos, “porque este producto es de ellos”, Cacay Pure inicia su segunda fase: llegar al mercado de productos orgánicos en Estados Unidos.
-La marca retoma el valor del cacay, que por un momento era desestimado por los productores. ¿Qué tan importante fue eso? Incluso, darle la oportunidad a ellos
-Les costaba mucho entender que yo les iba a pagar por un fruto que para ellos nunca había tenido valor. Además, un agricultor por tradición y herencia, cultiva un mismo fruto. Ellos son caficultores por tradición familiar. Que este joven de la ciudad venga ahora a decirle que ahora dejen el café de lado y cultiven algo que nunca antes habían considerado, fue la “venta” más difícil que he tenido que hacer. Ese paradigma social lo hemos vencido. Hoy son 100 las familias que recolectan cacay y no las venden. Y hay potencial para más.
-Hay un compromiso con el medio ambiente y eso le da un mayor valor a la marca, ¿qué representa para ustedes aprovechar la naturaleza pero además retribuirle?
-En mis viajes para allá siempre me ha causado mucho dolor las deforestaciones que ocurren. No las hacen por maldad, necesitan madera para cocinar, necesitan espacio para colocar su ganado u otros frutos como el cambur. Hace años decidí financiar con mi propio dinero un vivero de árboles de cacay, para ir resembrando esas zonas deforestadas.
-¿Emprender en Venezuela? Muchos no se atreven, pero ustedes lo hicieron
-Siempre se habla de las dificultades que atraviesa Venezuela, pero poco se habla de sus oportunidades. Venezuela es un país sumamente difícil de operar. La gasolina, los permisos, la seguridad, etc. Todos conocemos la historia. Pero hay otra cara de la moneda. Venezuela es un país donde no necesitas mucho capital para emprender. Barato para vivir, lo que hace tener un recurso humano de calidad con un sueldo que es imposible ofrecer en el primer mundo. Una economía deteriorada, pero con unos huecos u oportunidades impresionantes. En Venezuela no te preocupas por la competencia. Te preocupas por operar el negocio. Un país lleno de materias primas, que se dan de manera muy fácil, autóctonos de esa tierra y demandados por un mundo globalizado. Como son el cacao de Chuao, el Ron de Sucre o el cacay de Barinas.
-¿Cómo es esa relación productores, empleados, clientes y el planeta?
-Somos una empresa de triple impacto. Nuestro eslogan es Value For All. Valor para todas las partes involucradas. Valor para nuestros agricultores pagándole a precio internacional la nuez. Valor para el ambiente con MyCacayTree. Valor para mis empleados, al pagarle en $, darle poder en su departamento, espacio para que den su opinión, y crear esta empresa en conjunto con ellos. Y finalmente, Valor para el cliente, al ofrecerle un producto de calidad, sin diluirlo, orgánico, sin preservativos, y fragancias. Del árbol a tu piel de la forma más directa.