Les comparto una alegoría para iniciar la semana con ánimo, un ejemplo de resiliencia y templanza.
Recientemente vi la serie documental “Esto es un atraco” por Netflix, donde narran el robo del siglo en materia de arte, cuando un grupo de atracadores sustrajeron 13 obras maestras del Museo Gardner de Boston, a principios de los noventa.
Entre las piezas saqueadas figura el cuadro de Rembrandt, “Cristo en la tormenta en el mar de Galilea”, creada por el pintor en 1663 para ilustrar la famosa escena bíblica del nuevo testamento, según el cual el mesías salva a los apóstoles del colapso a través de uno de sus primeros milagros.
La pintura permanece desaparecida, hasta la fecha, y se pide un rescate de diez millones de dólares, para dar con su ubicación o paradero. Después de tres décadas, el FBI sigue tras su pista.
La producción cuenta la historia en clave de cine de detectives y de novela negra, por medio de los recursos formales del género del true crimen, a partir de la inspiración en la filmografía de Errol Morris, hilvanando la realidad con archivos y secuencias interpretadas por actores profesionales.
La atmósfera de no ficción rodea al trabajo audiovisual, proporcionándole el estilo ambiguo de un juego de sospecha.
De hecho, los principales responsables se van analizando y descartando como en aquella película titulada “Knives Out”.
La investigación apunta en dirección a la mafia italiana y a un pequeño círculo de estafadores.
Pero jamás conoceremos la identidad de los auténticos culpables, pues todavía permanecen en las sombras, aunque el documental cumple con despejar el camino y sumar a la causa de resolver el caso.
El marco vacío se llena con nuestros recuerdos y memorias.
Seguramente, la ausencia del lienzo “Cristo en la tormenta en el mar de Galilea” supone uno de los misterios más intrigantes de la serie.
A propósito del tema, se tejen diferentes teorías, invitando al espectador a comprender el valor de la metáfora poderosa contenida en el cuadro.
Ahí Cristo representa los hábitos de la gente eficaz, al albergar un liderazgo esperanzador y cercano a la ética contemporánea.
Desde el punto de vista de Stephen Covey, Jesús conserva la calma y la cordura en un tiempo de plena adversidad, afirmando su absoluta libertad interior frente a la zozobra del contexto.
Así como él, las personas adultas saben ser proactivas y equilibradas al momento de manejar crisis externas o personales, no dejándose llevar por los malos augurios.
Una forma de replantear nuestro lugar en un mundo tan convulsionado y trágico, puede descubrirse en un cambio de paradigma.
El país todo merece, obviamente, refrescar su visión del futuro y salir del círculo del pesimismo, la derrota.
Por tal motivo, resulta aleccionador confrontarse con el símbolo de “Cristo en la tormenta en el mar de Galilea”.
En vez de victimizarse o caer presa del pánico de la generación de cristal, un verdadero capitán goza de paz y emana seguridad, resistiendo desde adentro hacia los embates del afuera.
Hoy sucede al revés, nos enseñan a aplicar la ley conductista de la causa y el efecto.
Es el determinismo, por ejemplo, de las lecturas freudianas y marxistas.
Si un padre me maltrato en la infancia, tengo poca opción y mi destino siempre estará marcado por el trauma.
Nada menos cierto.
Grandes personajes surgieron de ambientes peores, superando la hostilidad del pasado, abiertos al devenir de una existencia mejor y resonante.
Por ende, la moraleja de la serie es que, a pesar del vicio y la corrupción, se imponen la cordura, la lógica y la consecución del bien.
En un detalla del cuadro, el pintor Rembrandt nos mira, en un gesto moderno de autoconciencia, adelantado a su época y dialogante con el Velázquez de Las Meninas.
Durante el visionado, es difícil no cavilar en las relaciones con Venezuela, víctima de una red de saqueadores de arte en sus grandes museos.
Tengo fe que el país renacerá con fuerza, tras el naufragio chavista.
Sergio Monsalve. Director Editorial de Globomiami.