No hay que ser muy experto para entender que la cuarentena le ha puesto una inyección de esteroides al flagelo del feminicidio.
Los últimos reportes en Venezuela son aterradores, a lo largo del confinamiento, donde las mujeres han sufrido mayores agresiones y asesinatos que el resto de los géneros, a manos de sus parejas o de sus violadores.
Para que ello ocurra tiene que existir un caldo de cultivo. En el siguiente post, deslizo un listado de cinco condiciones que hacen del país un santuario para el feminicidio.
1) Escuchar regetón a toda hora no te convierte en un asesino serial de chicas. Pero normalizar sus letras y glorificarlas, en cualquier contexto, sí que fomenta una chocante ideología de cosificación de la mujer, popularizando canciones que se entonan como himnos, cuyas letras difunden mensajes cargados de odio y desprecio hacia jóvenes y chicas, al proyectarlas como simples objetos de gratificación sexual.
Me temo que de aquí no se salva nadie, empezando por Balvin y Bad Bunny, terminando por las tonadas misóginas del trap.
Así como los sonidos van moldeando conductas misóginas, los medios difunden aplicaciones que explotan cuerpos y poses eróticas de menores de edad, a cambio de depósitos y transferencias en dólares.
2) No sólo Only Fans y los pornotubos de la web, sino también los canales comerciales de televisión, viven de exponer un desfile de muñecas inflables de carne y hueso sin cerebro, diseñadas para servir de anzuelo a un mercado de babosos.
El fetichismo virtual se ha exacerbado en la pandemia, a través de Tik Tok, proyectando la falsa apariencia de un bar de stripers, abierto veinticuatro por siete en tu celular.
3) A ello debemos agregar el pésimo estado de las instituciones, la total impunidad que se garantiza al que agrede y mata, la orfandad y la incomprensión de las víctimas cuando sufren, el deterioro del tejido social y familiar, la miseria económica que conduce al crimen de la trata y la prostitución.
En el 2020 se incrementó el feminicidio en un porcentaje del 20% respecto al 2019, según cálculos oficiales. La tasa que manejan asociaciones alternativas, es más alta. De acuerdo a la información verificada, la semana pasada reportó una cifra alarmante de cinco mujeres asesinadas.
Nunca faltará el loco conspirativo de ultraderecha que lo relativice o que lo discuta con argumentos de gorila.
4) Tampoco ayuda el régimen con su política mentirosa de inclusión y reconocimiento, mientras las representantes femeninas de la dictadura siguen siendo las mismas de hace décadas, con sus looks pasivos y tradicionales a lo Cilia, o sus estereotipos mal encarados e insultadores de Iris Valera.
5) El tema merece estudiarse y visibilizarse, para evitar su actual devenir en una mera noticia de escándalo e indignación. Antes que describirlo morbosamente para satisfacer a un público sediento de sangre y chismes, el tema ha de evolucionar de las páginas del sensacionalismo, a fin de apostar por valores de solidaridad y empatía ante el dolor de las demás, de las torturadas, de las sobrevivientes.
Por Sergio Monsalve Director Editorial de Globomiami.