Uno de los conceptos más discutidos en las ciencias políticas es la sustitución de las élites en vez de revoluciones sociales. Es como decir que la historia avanza de esa manera, y no es descabellado presumirlo en nuestro país y más dudoso en los países serios, que no son muchos.
Por ejemplo, los andinos cuando entraron en Caracas con Castro y Gómez en 1899 eran vistos como unos “campurusos“ pero quedaron con las armas y con ellos se aliaron los más vivianes de la oligarquía caraqueña venida del guzmancismo. Así los gomecistas hicieron dinero por las concesiones petroleras, las prebendas del Estado y de allí salió la oligarquía nueva que fue marginada en 1945.
Lo mismo sucedió después con los adecos luego de 1945. Con Pérez Jiménez, mandaron los ricos viejos porque los perezjimenistas venían a ser los herederos familiares de los gomecistas y por eso fueron tan eficientes administradores.
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Igual un poco sucedió con Copei y uno, cuando conoce gente y estirpes, ve que muchos socialcristianos también fueron descendientes de gomecistas de viejo abolengo.
Con Carlos Andrés Pérez (CAP) uno y los famosos apóstoles de Acción Democrática (AD) sucedió lo mismo y con los últimos gobiernos de la democracia ya el liderazgo no podía ocultar su mediocridad, porque por mucho que uno le tenga afecto a la bella Irene -Saéz- o al respetable y senil Alfaro Ucero estos no podían calzar los zapatos de Rómulo Betancourt y Rafael Caldera.
Por ese vacío de poder generacional ganó CAP la segunda vez, Caldera volvió a ganar y vino la felonía del 4 de febrero.
La sustitución de las viejas élites
Esto ahora de la falsa apertura política del chavismo y de Nicolás Maduro huele a lo mismo. Tratan de dialogar sin perder el poder mientras apuran el celestinaje de alianzas con las viejas elites venezolanas, debido a que luego de 20 años en el poder Venezuela está completamente destruida y el pueblo más miserable e ignorante que nunca, mientras los que debieron y debían dirigir el país decidieron irse en busca de un mejor futuro personal.
Por supuesto, que cada quién vea si lo que digo es cierto y si se cuadra con esa tesis.
He pasado el peor carnaval de mi vida por el intenso y continuo dolor del manguito rotador del hombro y el país parado, el hambre por todos lados y los niños sin computadora aprendiendo por internet y ya vendrá la norma de pasarlos porque sí, porque pobrecitos, ya aprenderán.
Con el gobierno jugando a la cuarentena con pago de salarios sin producir nada de nada. Quien no ve el caos es que no quiere o es visitante del hotel Humboldt, que según me cuentan, es ahora la sede del juego y la putería para que los pobres no vean los excesos del chavismo.