Durante 3 años y 11 meses, Mike Pence ha sido uno de los más abnegados aliados de Donald Trump, pero en las últimas semanas del Gobierno del magnate republicano, el vicepresidente enfrenta una fuerte presión de su jefe para evitar la certificación final de la elección del 3 de noviembre.
La ley electoral de Estados Unidos determina que sea Pence quien presida este miércoles la sesión conjunta del Congreso en la que los legisladores contarán y confirmarán los votos del Colegio Electoral enviados por los 50 estados.
Pero evitar la ira de Trump, y de su importante base, cuyo apoyo necesita Pence en caso de que lance su propia candidatura a la Casa Blanca en 2024, es una necesidad política para el vicepresidente.
Eso lo coloca en una posición delicada frente al acto de este miércoles, que para muchos republicanos representa la última oportunidad para ayudar a Trump a revertir la victoria de Joe Biden.
Demócrata Raphael Warnock ganó uno de los dos escaños por Georgia en el Senado
El papel de Pence es mayormente administrativo y ceremonial: supervisar la confirmación final de que la votación fue ganada por Biden, quien jurará su cargo el 20 de enero.
En caso de alejarse de sus deberes rechazando, por ejemplo, permitir la confirmación de los votos legales del Colegio Electoral, Pence no actuaría de acuerdo con la Constitución de Estados Unidos.
Trump ha rechazado reconocer su derrota y presiona a Pence para que haga algo para revertir los resultados y hacerlo presidente durante cuatro años más.
“El vicepresidente tiene el poder de rechazar a los electores elegidos de forma fraudulenta”, tuiteó Trump el martes, con una afirmación inexacta.
La Constitución no le otorga ese poder al vicepresidente, que le corresponde a los legisladores estadounidenses.
Una demanda apoyada por parlamentarios republicanos el mes pasado trataba de darle autoridad a Pence para rechazar los votos electorales, pero el presidente se opuso a ese esfuerzo, y un juez federal desestimó la acción.
Confrontado a un extraordinario desafío de equilibrio, el vicepresidente sintió directamente la presión cuando Trump le mencionó el lunes en un mitin en Georgia.
“Espero que Pence nos ayude”, afirmó el mandatario saliente en referencia al proceso del miércoles. Trump calificó a su vicepresidente como un “tipo maravilloso”, pero dijo: “si no nos ayuda, le querré un poco menos”.