La fuerte demanda mundial de medicamentos permitió dopar a la economía de Singapur, que, duramente golpeada por la pandemia de covid-19, sufre la peor recesión de su historia.
Con más de cincuenta fábricas, la ciudad-Estado del sureste asiático se ha convertido en un destacado centro de los gigantes farmacéuticos, como el estadounidense Pfizer, el suizo Roche, el británico GlaxoSmithKline o el japonés Takeda.
Singapur “juega un papel importante en la cadena de abastecimiento de la industria farmacéutica mundial”, declaró a la AFP el analista Rajiv Biswas, de la consultoría IHS Markit.
En 2020, “los gobiernos y las empresas del sector privado constituyeron reservas de medicamentos esenciales a causa de las graves perturbaciones registradas en las cadenas de suministro de numerosos países durante la pandemia”, explicó.
Los datos muestran el fuerte crecimiento de este centro de conexiones: la fabricación de productos para el sector biomédico, que incluye los medicamentos, registró en septiembre un alza interanual del 90 % en su producción.
Las exportaciones superaron incluso las expectativas en buena parte del año, estimuladas por los envíos de medicamentos. Sin embargo, en octubre y noviembre retrocedieron.
Y aunque el desarrollo de vacunas haya acaparado prácticamente toda la atención, la fuerte demanda de medicamentos para enfermedades tan diversas como el asma o la epilepsia supuso un gran apoyo para los grandes laboratorios farmacéuticos de Singapur, según apuntaron analistas y voces del sector.
Un empujón más que bienvenido, después de que la economía del país se contrajera más de un 13 % en el segundo trimestre a raíz de las medidas adoptadas para atajar la epidemia de covid-19.
Con el cierre de fronteras, el sector del turismo se vio duramente golpeado y el número de llegadas pasó de 1,7 millones de visitantes en enero a 13 400 en octubre.
Singapur, que logró controlar la propagación del virus con una rigurosa política de test y rastreo de casos, ha registrado 58 000 contagios y 29 fallecidos por covid-19.
Investigación e innovación
El campo de la biomedicina, que incluye la fabricación de aparatos como los marcapasos, da trabajo a más de 24 000 personas y representa alrededor del 20 % del sector manufacturero, según el gabinete de estudios Fitch Solutions.
Con 5,7 millones de habitantes, Singapur es uno de los pocos países del mundo que exporta más productos farmacéuticos de los que importa. En 2019, lo hizo por valor de 66.000 millones de euros (80 000 millones de dólares), mientras que las importaciones fueron del orden de 25 000 millones de euros (30 000 millones de dólares), según Fitch.
Las autoridades han alentado la investigación de vanguardia para estimular la economía y se comprometieron a invertir cerca de 16 300 millones de euros (20 000 millones de dólares) en investigación e innovación en los próximos cinco años.
En el inmenso complejo de Takeda, se cultivan células provenientes de ovarios de hámster para fabricar un medicamento para la hemofilia. Estas serán enviadas a Suiza, Viena o California, donde se mezclarán con otros ingredientes. Tras ello, el producto se embala en Bélgica y se envía a todo el mundo.
“En conjunto, la industria farmacéutica de Singapur no se ha visto afectada por la pandemia”, subraya George Lam, que dirige la sede de la compañía japonesa en Singapur.
El sector de los medicamentos es uno de los pocos de la ciudad-Estado en buena salud, mientras que las autoridades han expresado su preocupación por las perspectivas de crecimiento.
“Prevemos que el año que viene la recuperación será progresiva y desigual a causa de las oleadas recurrentes de infecciones en otros países y de las incertidumbres ligadas al ritmo de producción, de distribución de las vacunas y de las campañas de vacunación”, dijo el ministro de Comercio, Chan Chun Sing, quien no cree que Singapur vuelva “al mundo de antes de la crisis”.
Fuente: AFP