Una luz púrpura ilumina las cajas apiladas donde pronto brotarán lechugas, hierbas aromáticas y coles rizadas en una de las mayores granjas “verticales” de Europa, que acaba de abrir sus puertas en un almacén de la zona industrial de Copenhague.
Estanterías de 14 de niveles se elevan desde el suelo hasta el techo en este enorme hangar de 7000 metros cuadrados, utilizado por la empresa emergente danesa Nordic Harvest.
Los productos que se cultivan aquí serán cosechados quince veces al año, a pesar de que nunca entran en contacto con el suelo ni ven la luz del sol. Son iluminados por 20000 bombillas LED las veinticuatro horas de día.
Pequeños robots, que transportan bandejas con semillas, se desplazan de un pasillo a otro, dando un toque todavía más futurista a la granja.
Las grandes cajas de aluminio están prácticamente vacías por ahora, pero pronto brotarán lechugas y otras verduras de hoja.
Anders Riemann, fundador y director ejecutivo de Nordic Harvest, prevé cosechar unas 200 toneladas de productos en el primer trimestre de 2021, y casi 1.000 toneladas anuales cuando la explotación agrícola, con 50 empleados, funcione a pleno rendimiento a finales del mismo año.
Esto convierte el almacén de Taastrup en una de las mayores granjas verticales de Europa.
Neutros en emisiones de CO2
Estas granjas urbanas recibieron una fría bienvenida por parte de los granjeros rurales, que cuestionan su capacidad para alimentar al planeta y critican su consumo de electricidad o el precio de sus productos.
Pero Anders Riemann destaca los aspectos ecológicos de su granja, con productos cultivados cerca de los consumidores y el uso que se hace de la energía verde.
“Una granja vertical se caracteriza por no dañar al medio ambiente, reciclando toda el agua, los nutrientes o los fertilizantes”, explica Riemann, que no utiliza pesticidas.
En Dinamarca, líder de Europa en parques eólicos, alrededor del 40% de la electricidad proviene de fuentes renovables.
“En nuestro caso, utilizamos el 100% de energía producida por la energía eólica, lo que nos hace neutros en términos de CO2”, añade el agricultor urbano.
Aunque no quiere revelar a cuánto asciende la factura de electricidad de Nordic Harvest, Riemann afirma que la energía proviene de “certificados de viento” registrados en la bolsa de la energía danesa.
Estos documentos legales garantizan que “la cantidad de electricidad que se consume en un año es equivalente a la electricidad producida por turbinas eólicas numeradas en el mar”, asegura Riemann.
Desarrollo tímido en Europa
Las primeras granjas verticales vieron la luz hace una década, y se han implantado, sobre todo, en Asia y Estados Unidos, donde se encuentra la mayor granja de este tipo del mundo. Pero la idea comienza a desarrollarse tímidamente en Europa.
La agricultura urbana podría incluso permitir la reforestación de la tierra explotada por la agricultura de monocultivo, según Riemann.
“Hemos desplazado los bosques para tener campos cultivados”, se lamenta, señalando que ahora los agricultores como él pueden llevar “parte de la producción de alimentos a las ciudades, donde puedes cultivar en tierras mucho más pequeñas y en un espacio optimizado en altura”.
En su granja, Riemann utiliza un litro de agua por cada kilo de masa vegetal, es decir, 40 veces menos que el cultivo en invernadero y 250 veces menos que en el campo, afirma.
Entre sus clientes figuran servicios de catering, restaurantes e incluso supermercados.
Según una encuesta realizada por el Sindicato de Agricultores, un 95% de los daneses está dispuesto a cambiar su comportamiento de consumo para proteger el medio ambiente.
Para el profesor de Agricultura de la Universidad de Aarhus Carl-Otto Ottosen, la start-up, que se concentra en una pequeña variedad de productos, no deja de ser algo anecdótico y no amenaza las tradiciones agrícolas de Dinamarca, donde “no hay problema de espacio”.
“Funciona en Japón o en Shanghái, donde no hay espacio para cultivar y quieren productos de calidad”, dice.
Pero a pesar de lo que indican las encuestas, Ottosen insiste en que los daneses siguen teniendo tendencia a comprar basándose en “el precio, no en el sabor”.
Nordic Harvest asegura que ofrecerá su producción a precios competitivos, similares a los de la agricultura biológica.
La empresa “busca que los supermercados puedan vender sus productos por el mismo precio, aproximadamente, que los productos ecológicos cultivados de forma convencional”, precisa.
Fuente: AFP